La estanquera Teresa Macanás, de 56 años, llevaba tiempo advirtiendo de que su hijo Angel, que padecía un trastorno psiquiátrico, podía matarla cualquier día. Incluso denunció su situación en el programa Gente de TVE en el año 2001. "Yo no puedo más, va a pasar una desgracia en mi casa muy grande --dijo aquel día--. Hasta que nos dé un golpe y nos mate". El lunes por la noche, Angel Caretanuto, de 35 años, hizo realidad los peores temores de su madre.

"La he matado... Ahora estás callada, te quiero mucho", mascullaba Angel ante la policía mientras acariciaba, en plena calle de Santomera (Murcia), desnudo de cintura hacia arriba y con una cinta en la frente, un bulto extraño envuelto en un trapo donde aseguraba tener guardada la cabeza de su madre. "Es la cabeza de mi madre", llevaba asegurando desde las nueve de la noche a los peatones ocasionales que se le cruzaban en su camino por la céntrica plaza.

DEGOLLADA Según fuentes de la investigación, Teresa Macanás fue degollada por su hijo con un cuchillo de grandes dimensiones en el bar Mar de Galilea de esa misma localidad, un establecimiento que la mujer había cedido a Angel. Una vez cometido el parricidio, el hombre abandonó el establecimiento por la puerta trasera y con el bulto cubierto por un trapo se paseó varias veces por la plaza de la Iglesia, una de las dos principales de Santomera.

El parricida, que ayer por la tarde ingresó en el módulo psiquiátrico de la prisión de Fontcalent (Alicante) después de negarse a declarar ante el juez, al que solo dirigió comentarios despectivos, ya había cumplido en el año 2003 y el 2006 sendas condenas judiciales de internamiento en centros psiquiátricos por amenazas y malos tratos a su progenitora, y el 30 de agosto pasado quedó extinguida una prohibición de acercarse a menos de 300 metros de ella.

Teresa Macanás, que regentaba un estanco junto al bar donde encontró la muerte a manos de su hijo, será enterrada a mediodía de hoy en Santomera.