El Homo antecessor era buena gente. Mejor que algunos de los que le siguieron en la cadena evolutiva, a juzgar por el modo en que se ocupaban de los niños y los discapacitados. Hasta una época relativamente reciente, han sido numerosas las culturas en las que los bebés que nacían con malformaciones eran abandonados o directamente sacrificados. No ocurría lo mismo entre los homínidos del pleistoceno medio, que dispensaban cuidados a aquellos de sus congéneres que sufrían algún tipo de discapacidad, aunque fuera grave. El llamado Cráneo 14 de Atapuerca (Burgos) así lo constata.

El Cráneo 14

Entre los años 2001 y 2002, los investigadores que trabajan en el yacimiento de la Sima de los Huesos descubrieron numerosos fragmentos de calavera que, una vez ensamblados (un laborioso proceso que se alargó durante años), dieron lugar al Cráneo 14. Estudios posteriores atribuyeron la caja ósea a un niño que vivió hace no menos de 530.000 años y que, según un informe que acaba de ser publicado en el último número de la revista estadounidense Proceedings of the Nacional Academy of Sciences , padecía una alteración congénita llamada craneosinostosis (consistente en el cierre prematuro de las suturas que separan los huesos del cráneo) que le produjo graves deformidades y daño cerebral. Es el caso de craneosinostosis más antiguo jamás documentado.

Uno de los aspectos más relevantes es que, según las conclusiones de la investigación, en el momento de morir el propietario del Cráneo 14 tenía más de 5 años y menos de 12 (la edad más probable está entre los 8 y 10). Y puesto que la malformación se produjo en la gestación, es indudable que el individuo requirió unos cuidados específicos para llegar a esa edad. "Pese a su minusvalía, este niño recibió la misma atención y oportunidades que cualquier otro niño de su comunidad --explica Ana Gracia, responsable de la conservación de los fósiles de la Sima de los Huesos--. Fue cuidado del mismo modo en que cuidamos hoy a nuestros niños, con independencia de su grado de autonomía".

Toda una revelación. Y más si se tiene en cuenta el comportamiento de civilizaciones más recientes, que no han dudado en deshacerse de los individuos considerados no aptos para la vida a edades tempranas. El estudio que ahora se publica cita el caso de un hospital de Chichester (Reino Unido) que hacia el siglo XV acogía a bebés abandonados y en cuyo cementerio han sido hallados restos de niños con craneosinostosis y otras malformaciones similares. Hay más ejemplos.

Por el contrario, en la línea apuntada por otros descubrimientos en yacimientos de la época neanderthal, el Cráneo 14 revela que los homínidos de Atapuerca sí se ocupaban de los suyos, aunque estuvieran gravemente enfermos. El pleistoceno medio aún tiene muchas cosas que enseñarnos.