Cuatro piscinas olímpicas de agua radiactiva se están vertiendo deliberadamente al mar. Supone un giro copernicano que consigue sorprender incluso en el marco de desesperación actual. Hasta ayer, la prioridad era evitar que el agua llegara al océano, donde se ha registrado radiactividad que multiplica por 4.385 los límites legales.

Tepco, la compañía que gestiona la castigada planta nuclear de Fukushima, lamentó el "sufrimiento" que está causando a la población. Además, la empresa fue fustigada ayer por el Organismo Internacional de la Ener- gía Atómica (OIEA), que afirmó que "las medidas tomadas por el operador no fueron suficientes para evitar el accidente".

Son 11.500 toneladas de agua radiactiva las que se han de verter al mar, según el diario japonés Yomiuri . Unas 10.000 provienen de depósitos especiales de la planta, mientras las 1.500 restantes están estancadas en los reactores 5 y 6. Desde que la crisis empezó tres semanas atrás, los operarios han regado de agua del mar los reactores para refrigerarlos. La radiactividad de las toneladas vertidas al mar multiplican por 100 los niveles legales. El objetivo es liberar el espacio para llevar ahí el agua que inunda los reactores 1, 2 y 3, con una contaminación mayor.

"No tenemos otra elección", explicó el portavoz gubernamental, Yukio Edano, quien defendió que el vertido seguirá sin dañar la vida marina ni la seguridad alimentaria. Según cálculos de la empresa, si una persona comiera durante un año pescado de la zona afectada, absorbería 0,6 milisievers de radiactividad, la cuarta parte de la cantidad anual ordinaria.

Fukushima lleva expandiendo su veneno desde que el seísmo y el tsunami la arruinaran tres semanas atrás. La radiactividad se ha detectado en la tierra, el agua y el aire. El Gobierno ha prohibido la venta de verduras y leche de la zona contaminada y cada día más países miran con aversión las exportaciones japonesas. No se prevé un final cercano a la crisis. El Gobierno aclaró que los vertidos radiactivos podrían alargarse durante meses.

INEFICACIA Tepco ha intentado de varias formas detener el mayor desastre nuclear desde Chernóbil. Lo que une a todas es la ineficacia. Tepco reconoció que no había podido tapar con cemento la grieta de 20 centímetros por la que se filtra el agua del reactor 2 al mar. Tampoco con polímero en polvo, ni con serrín y periódicos. La compañía vertió ayer agua con colorante en un túnel cercano a un reactor para seguir su ruta e identificar el origen.

La crisis nuclear ha forzado a Japón a replantearse su estrategia de energías verdes y ha devuelto el foco al desprestigiado carbón El compromiso previo a recortar las emisiones contaminantes un 25% en el 2025 sobre los niveles de 1990 está en el aire, junto a los planes de construir nuevas centrales nucleares. Un 30 % de la electricidad japonesa es de origen nuclear.