Tal y como estaba previsto, la maquinaria diplomática francesa ha logrado que los integrantes de Arca de Zoé vuelvan a casa con extraordinaria celeridad, menos de dos días después de que el Tribunal Criminal de Chad los condenara a ocho años de trabajos forzados por el intento de secuestro de 103 niños.

Esposados, custodiados por policías chadianos y funcionarios penitenciarios llegados desde Francia, los seis cooperantes abordaron a primera hora de la tarde un avión de Toumaï Air Tchad con destino al aeropuerto Bourget de París, donde aterrizaron a las ocho de la noche. Todo tan rápido y tan deprisa como el propio juicio, que se resolvió en solo cuatro días.

El ministro de Justicia de Chad, Albert Pahimi Padake, declaró, ante la prensa, que había autorizado el traslado, y volvió a dejar claro que lo había hecho en virtud del acuerdo judicial firmado en 1976 entre los dos países.

Decenas de chadianos se acercaron hasta las instalaciones aeroportuarias para expresar su malestar por la extradición, que ven como una maniobra para que los cooperantes queden en libertad.

Sin embargo, los ochos años de trabajos forzados a que fueron condenados pueden convertirse en ocho años de prisión en una cárcel de Francia, según han declarado varias fuentes judiciales de este país --siempre con el visto bueno de las autoridades del Chad--. Los seis condenados tendrán que pagar, además, 6,3 millones de euros en indemnizaciones a los padres de los menores y enfrentar otro proceso judicial en Francia, donde están acusados de "ejercicio ilegal de la actividad intermediaria en un proceso de adopción".

Antes de subir al avión, los cooperantes afirmaron estar en huelga de hambre para protestar contra la sentencia. A bordo viajaron un representante de la Fiscalía de Yamena, el director de instituciones penitenciarias, policías chadianos y un representante de los padres de los niños.