Afeites, pomadas, potingues, jabelgues. El varón se bruñe, se empolva y acicala y el mercado cosmético se revoluciona. Acaba 2004, el año en que todos los varones españoles se volvieron metrosexuales, y Extremadura no es ajena a la moda del macho relamido, empolvorado y adicto al badulaque. Llega diciembre, cae la paga extra y perfumerías, estheticiens y salones de belleza no dan abasto. El extremeño ha descubierto el chic del tocador y ya no se levanta de la coqueta. Esta Navidad, todos metrosexuales.

En 1974, la casareña-cacereña María Prado Salvatierra abría un salón de belleza en un pisito de Camino Llano y sólo competía con Esbelta y Aniza. 30 años después, en Cáceres hay 20 grandes salones de belleza y desde que se imparte el ciclo de Estética de FP, proliferan los pisos sumergidos donde entregarte a los milagros del arrebol y la polvera.

La situación es semejante en el resto de Extremadura. "Hace 10 años, venían a las capitales a arreglarse desde los pueblos de la provincia. Hoy, en todos hay una chiquita que ha montado su salón de belleza", explica Prado y no se lamenta: "La gente se arregla tanto que hay trabajo para todas".

LOS CICLISTAS ¿Pero y los hombres, qué está pasando con los hombres? En 1974, en su pisito estético de Camino Llano, Prado sólo atendía a algún que otro ciclista. En 1984 se ponían en sus manos algunos mozalbetes con acné enviados por los médicos. Siguiendo con el mágico y cosmético número cuatro, fue en 1994 cuando el periodista inglés Mark Simpson utilizó por primera vez la palabra metrosexual en su columna del diario The Independent .

Pero el término no triunfó hasta diez años después, cuando Simpson calificó al futbolista Beckham de metrosexual. Fue entonces, es decir, este año de 2004, cuando la palabra ha hecho furor en España. Furor y algo más porque la línea viril de perfumería y cosmética factura ya en nuestro país 4.000 millones de euros al año y cada varón español se gasta de media 650 euros. Eso sí, aún está a distancia de ellas, que gastan el doble.

"La explosión del cuidado del hombre por su cuerpo empezó a partir del 2000. Hoy, siete de cada 100 clientes son hombres y esto va en aumento", calcula Antonio Fernández, marido de Prado. ¿Pero cómo se cuida el metrosexual extremeño en Navidad y el resto del año? ¿Qué compra, qué se pone, qué se broncea, exfolia e hidrata? Según los profesionales de la excelencia varonil, entre los 17 y los 25 años, el macho castúo se hace la cera en las piernas (16 euros), en el pecho (12) y la espalda (12). Además, si tiene problemas de sudoración, se depila las axilas.

Es a partir de los 25 cuando el hombre extremeño se entrega en cuerpo y alma a la belleza personal. Al aumentar su poder adquisitivo, ya opta por el rayo exterminador de pilosidades y se depila con el Nd-YAG, la Alejandrita, la Luz Pulsada o cualquier otro tipo de láser de última generación a razón de 200 euros la sesión sobre pecho o espalda o 600 si se actúa sobre las piernas (nótese que para que desaparezca el 80% del vello de una espalda hacen falta entre cinco y ocho sesiones).

Existen otras disciplinas del relax y la belleza como la presoterapia, muy usada por los trabajadores que se han de patear las calles y acaban con las piernas agotadas. Prado señala a varios clientes vendedores de pisos. O la hidradermis, que actúa más allá de la piel de esos ejecutivos que han de estar siempre hiperafeitados y su tez sufre.

¿Más detalles del emperifolle? Pues hacerse la cera en las orejas, aplicar el láser sobre cogote, nuez, entrecejo y pómulos o, naturalmente, las cremas sofisticadas. He aquí una relación de los potingues imprescindibles en el tocador del perfecto metrosexual castúo. En primer lugar, un contorno de ojos que no marque arrugas (20 euros y puede durar tres meses). Una buena crema hidratante que no brille (24 euros y dura dos meses). Un piling o exfoliante que se lleve las células muertas (16 euros, cuatro meses).

Hay más productos: la mascarilla especial para párpados cansados ante el ordenador, los sueros antifatigas, la nueva línea de maquillaje para hombre con lápiz de labios que acaba de lanzar Jean Paul Gaultier... El metrosexual extremeño parece encantado con este frenesí acicalador y lo demuestra agradecido. Prado lo corrobora: "Es muy común que los hombres traigan detalles como bombones o bisutería de regalo para las chicas que los atienden y todo lo que les hacen les parece económico. A las mujeres, sin embargo, todo les parece caro". Y es que donde esté un metrosexual...