TDte pequeño había dos cosas que me anunciaban la llegada el verano: los mosquitos y la Copa del Rey de Vela. Las dos eran inevitables. Al Rey aquellos veranos le llenaban de "orgullo y satisfacción", a mí, de picaduras y zumbidos molestos. Ayer, la televisión me sugirió que ya habíamos entrado de lleno en el verano, con sus reportajes sobre mosquitos y sus noticias sobre regatas reales en Mallorca. Mientras veía la tele conseguí sacar dos cosas claras. Un estudio científico de la universidad inglesa de Sussex ha demostrado algo que yo siempre sospeché: que los mosquitos pueden cambiar a su antojo el tono del zumbido de sus alas. Vamos, dicho de una forma poco científica: lo hacen para joder. Esto --aquí dejo mi aportación para la ciencia--, no es exclusivo de los mosquitos. Mis vecinos también son capaces de cambiar el tono de su zumbido a su antojo. No, no pican, pero joden igual que los mosquitos zumbones. Si los científicos de Sussex estudiaran a los vecinos y a las competiciones de vela llegarían a la conclusión de que la vida es una mosquitera llena de zumbidos y antojos. Porque yo imagino --y esta es la otra conclusión a la que he llegado-- que lo de dejar que el Rey participara en una competición que lleva su nombre tuvo que ser por culpa de un real antojo. Además, no hace falta ser científico de Sussex para saber que la familia real sólo puede participar en regatas, porque el mar abierto es el único lugar que no se llena de curiosos. Si la competición se desarrollara en una calle o en un estadio, el equipo del Rey se vería muy perjudicado, porque éste se pasaría todo el rato saludando a la gente. Y es que en el agua los Borbones pueden cambiar el zumbido a su antojo, como los mosquitos.