Los residentes de un inmueble de la zaragozana calle de Eugenia Bueso estaban preocupados por la morosidad de Jorge Calvo Serrano, un vecino del quinto piso que debía seis años de escalera y al que no veían desde hace cuatro. El asunto se trató en una reunión el 11 de enero. Muchos creían que Calvo, que estaba a punto de cumplir 56 años, podía estar con su hermano en Barcelona, pero una vecina del bloque aventuró en la reunión: "Jorge tiene que estar muerto. No hay otra explicación". Lo estaba. Su cadáver, osamenta en este caso, fue hallado a las dos de la tarde del jueves. Nadie le había vuelto a ver desde el 2001. "Estaba en su cama, tapado con una manta. Sus huesos no abultaban más que el cuerpo de un gato", explicó Angel Gallán, que lleva 41 años en el edificio.

En abril del 2001

El hermano del fallecido, propietario de la mitad del piso, fue quien encontró los restos. Había viajado a Zaragoza ante la falta de noticias de Jorge. Al no abrirle la puerta, llamó a un cerrajero y descubrió el esqueleto.

La policía no encontró signos externos de violencia y los forenses poco más podrán hacer que confirmar la identidad del cadáver con el ADN, ya que no conservaba vísceras ni nada que analizar. Sólo huesos y algún pelo. Por los datos de que disponen calculan que la muerte se produjo en abril del 2001.

En su barrio ha causado tristeza que un hombre haya muerto y que nadie lo echara en falta en cuatro años. Los otros tres pisos de la planta donde vivía Jorge, que era soltero, están ocupados por una viuda, un militar que está fuera muchas veces, y otro vecino soltero. "La mujer dijo que percibió mal olor durante un tiempo, pero desapareció. En la escalera no lo notamos. Aquí vivimos personas mayores y la mayoría están solas. Los 20 pisos del inmueble están ocupados por 28 residentes", explicó Gallán.

El fallecido era muy sociable era más joven, incluso presidió el Eldoyen CF, un equipo del barrio que jugaba en segunda regional. Antonio Romero, un vecino que lo conocía desde hace muchos años, y que estuvo en la misma directiva, lo describió así: "Era una excelente persona, muy formal y buen trabajador, pero cambió hace 12 años y se quedó sin su trabajo en una empresa de rebobinado de motores. Decía que tenía calambres en las piernas". Eran varices, de las que se operó en 1997.