El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, afirmó ayer que la falta de autoridad de padres y profesores está en el origen de comportamientos como el botellón y altercados como el registrado el sábado en la localidad madrileña de Pozuelo de Alcorcón, que se saldó con 20 arrestados y 10 policías heridos. "Cuando, por ejemplo, se permite el tuteo a los maestros se está abriendo el camino a la falta de respeto", subrayó Múgica.

El Defensor del Pueblo entró en el debate abierto tras conocerse la sentencia impuesta por el juez a los siete menores detenidos en la batalla campal del sábado: tres meses sin acudir a fiestas o ferias de pueblo después de las diez de la noche (si la policía les encontrase incumpliendo esta medida se les imputaría una infracción grave). El magistrado también impuso a los jóvenes 90 días de libertad vigilada. En este tiempo los menores serán evaluados por psicólogos de la Agencia del Menor Infractor de la Comunidad de Madrid.

Los abogados defensores recurrirán la decisión judicial y adelantaron que incluso denunciarán en el juzgado de guardia a los agentes por agresión. La delegación del Gobierno de Madrid ha abierto un expediente a los adultos implicados en los altercados para que hagan frente a las sanciones económicas derivadas de su comportamiento. Entre ellos figura un nieto del marqués de Feria, que dio un nombre falso al ser detenido.

LIBERTAD Y LIBERTINAJE Múgica, exministro de Justicia y exdiputado, afirmó tras presentar en el Congreso el informe anual de gestión de su institución que el episodio de violencia de Pozuelo se debe "al desbordamiento de actitudes irracionales" por la pérdida de autoridad y valores de la sociedad. "Hay que mantener la autoridad e imponer una disciplina totalmente alejada del autoritarismo", sostuvo. Para Múgica, la sociedad actual tiene pendiente "aprender" la diferencia entre "libertinaje y libertad". Abogó por promover un gran diálogo "nacional" de todos los sectores implicados en la educación. Recordó que cuando era un niño los padres aceptaban las reprimendas y castigos que los profesores imponían a sus hijos por mal comportamiento. Pero ahora, según advirtió, "hay muchos padres" para quienes "parece que el profesor es culpable de lo que hace el alumno".

La máxima autoridad eclesiástica en España, el cardenal de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, propuso otra fórmula más sencilla: para solucionar la violencia juvenil, amar a Cristo. Y para evitar altercados como el de Pozuelo, la oración: "Si las familias rezasen todos los días el Rosario de la Virgen no habría ocurrido lo que pasó".

Los sindicatos policiales CEP y SUP calificaron la sanción de "ridícula", el defensor del menor de Madrid, Arturo Canalda, la estimó "razonable" y el filósofo y escritor José Antonio Marina la tildó de "poco pedagógica". El presidente del PP, Mariano Rajoy, propuso que los jóvenes paguen los desperfectos. Sin embargo, abogados y padres de los menores sostuvieron que se ha vulnerado la presunción de inocencia y no se ha tenido en cuenta que "son chicos sin antecedentes y sin problemas".