El cóctel de tradiciones milenarias y recientes fortunas suele desembocar en excentricidades. La penúltima es la leche materna para adultos. La creciente demanda de nodrizas en China no viene de niños en edad de lactancia, sino de los padres que dirigen rutilantes empresas. Tras acumular mansiones, coches y amantes, trasiegan leche materna.

Lo explicaba a la prensa local Lin Jun, propietario de una compañía de servicios de Shenzhen, la epatante capital del sudeste del país lindante con Hong Kong. "Los clientes pueden beber directamente o succionar de una bomba de aire si se sienten cohibidos. Si el pago es suficiente, nuestras empleadas no ponen ningún problema". Su empresa, Xinxinyu, ha disparado los beneficios desde que ha ampliado los servicios de sus "nodrizas de calidad" a los adultos. Los 16.000 yuanes (2.028 euros) al mes que cobran las empleadas cuadruplican la media nacional, y las que tienen un aspecto especialmente saludable y atractivo pueden alcanzar los 20.000 (2.535 euros).

"El consumo de leche humana es muy popular en mi círculo social, aunque muy pocos succionan directamente del pecho", ha aclarado un cliente anónimo que pagó 15.000 yuanes (1.900 euros) por el alquiler de una nodriza un mes en su domicilio.

Ricos y de poca salud

Los clientes son de cartera boyante y salud menguante. Jin explica que una pareja hongkonesa contrató a dos nodrizas después de varios días sin poder asimilar ningún alimento y ahora se sienten perfectamente. El negocio subraya las virtudes de la leche materna para la salud, especialmente para los que acaban de salir del quirófano. Existe la creencia de que proporciona más nutrientes y la tradición le atribuye propiedades curativas. En Sueño en el Pabellón Rojo, una de las cuatro novelas clásicas chinas, las mujeres aristocráticas la consumen cuando su salud flaquea. Las nodrizas se han asociado a las clases altas durante miles de años, especialmente a emperadores y emperatrices. Era habitual que las madres recurrieran al llamado "vino de los dioses" ajeno para alimentar a sus recién nacidos con la esperanza de quedar embarazadas de nuevo o por miedo a que sus cuerpos se desfiguraran.

Las nodrizas se popularizaron en el 2008 tras el escándalo de la leche para bebés contaminada con melamina, que mató a seis niños y afectó a casi 300.000. Una investigación reveló que prácticamente todo el sector estaba implicado. Ahora han cambiado a niños por adultos. China, nominalmente comunista, ha abrazado el capitalismo con tal fuerza que todo está en venta. A un lado de la transacción figuran los enfermos con fortunas obscenas de las deslumbrantes macrourbes del este. Al otro, mujeres de las catacumbas sociales. Jin ha explicado que todas son pobres, vienen de zonas rurales y tienen hijos menores de 2 años que han tenido que dejar al cuidado de sus abuelos.

El asunto ha atraído el interés público. Sina, una suerte de Twitter chino, registró más de 140.000 comentarios en pocas horas tras publicarse la noticia. El 90% de los participantes en una encuesta en la red condenaban la práctica por violar los valores éticos. "Esto demuestra el problema de tratar a las mujeres como objetos de consumo y la degradación moral de los ricos chinos", opinaba Cao Baoyin, célebre bloguero. Otros acusaban a los clientes de pervertidos y al negocio, de prostíbulo encubierto.

Esa duda, precisamente, amenaza a la empresa. Los expertos cuestionan si es un servicio sexual, prohibido por la ley. "Hay una diferencia sustancial entre chupar un pecho o beber a través de una bomba, porque lo primero excede largamente la necesidad dietética", ha planteado Mei Chunlai, un abogado de Guangdong.