Un fuerte terremoto sacudió ayer la isla de Sumatra, en Indonesia, y acabó con la vida de al menos 75 personas, aunque las autoridades advirtieron de que el número de fallecidos podría ser muy superior, más de 1.000. "Miles de personas están atrapadas bajo los escombros", dijo el jefe del Centro de Desastres de Ministerio de Sanidad, Rustam Pakaya, que informó del derrumbe de muchos edificios, entre ellos un hospital.

El seísmo constituye el último capítulo de una serie de catástrofes naturales en cadena que han azotado Asia esta semana. Primero fue el tifón Ketmasa, que en su paso destructor barrió tres países del Sureste Asiático y provocó más de 300 muertos.

El martes, varios tsunamis castigaron el archipiélago de Samoa, en el Pacífico Sur, y causaron más de un centenar de víctimas mortales. El terremoto de ayer en Sumatra alcanzó una magnitud de 7,6 en la escala de Richter, según informó el Instituto Geológico de EEUU, que se encarga de vigilar la actividad sísmica mundial. El epicentro del terremoto se registró a 85.000 metros de profundidad y a apenas 50 kilómetros al oeste de Padang, de 900.000 habitantes y tercera ciudad en importancia de Sumatra.

Una televisión local mostró imágenes de los inmuebles en ruinas de Padang, así como del aeropuerto, cuyo techo se vino abajo. La llegada de la noche y el colapso de las comunicaciones hacía mucho más difícil las labores de rescate. Poco después de producirse el seísmo, que se registró a las 17.16 hora local (12.16 hora peninsular), se produjo una réplica de 5,5 en la escala de Richter.

El Centro de Avisos de Tsunamis del Pacífico alertó del peligro a las autoridades de Indonesia, India, Tailandia y Malasia. De hecho, el seísmo se hizo notar en algunos rascacielos de Singapur --ciudad situada a 440 kilómetros al noreste de Padang--, que fueron evacuados, y en Kuala Lumpur.

Padang, que es la capital de la provincia Occidental de Sumatra, descansa sobre una de las fallas más activas del mundo en el llamado Anillo de Fuego. Hacía tiempo que los expertos habían advertido de que la ciudad puede un día desaparecer completamente como consecuencia de un fuerte terremoto. "Está situada frente a un área donde los terremotos pueden alcanzar una magnitud de hasta 8,9", advirtió en febrero el geólogo indonesio Danny Hilman Natawidjaja.

De hecho, en esta misma zona, en diciembre del 2004, se registró un potente terremoto de 9,1 grados que provocó un tsunami que afectó a 11 países y que acabó con la vida de 220.000 personas, la mayoría en Indonesia. El seísmo de Sumatra se produjo apenas 24 horas después de que una serie de tsunamis, provocados por un seísmo de magnitud 8, azotaran las costas de la Samoa Occidental y de la Samoa Americana, territorio este último que forma parte de Estados Unidos, en el Pacífico Sur.

Los tsunamis crearon olas que formaban paredes de seis metros de altura y se tragaron aldeas enteras de la isla de Upolu. Según las autoridades, un total de 20 pueblos fueron destruidos y varios centros turísticos sufrieron daños. Los efectos alcanzaron también al archipiélago vecino de Tonga. Hasta el momento se ha informado de la muerte de 113 personas, aunque el número podría aumentar con el paso de las horas. El presidente de EEUU, Barack Obama, declaró zona catastrófica la Samoa Americana y ordenó el envío de ayuda urgente a través de aviones militares. La Unión Europea aprobó ayer una primera ayuda de 150.000 euros para las dos Samoas.

SISTEMA DE VIGILANCIA Poco después de registrarse el seísmo, el sistema de vigilancia de tsunamis envió una alerta inmediata a los países de la zona. "La velocidad de un tsunami puede ser considerable, de unos 800 kilometros por hora. A esta velocidad, tardó solo unos 20 minutos en alcanzar la costa", señaló ayer un experto. Los dos seísmos que castigaron el martes a las islas de Samoa y ayer a la isla indonesia de Sumatra son de una naturaleza diferente y probablemente no hay ninguna relación entre ellos, según explicó Robin Lacassin, geólogo del Instituto de Física del Globo de París.