El exobispo de Brujas Roger Vangheluwe, que tuvo que dimitir en abril del 2010 al hacerse público que había abusado sexualmente de su sobrino durante 13 años, volvió ayer a escandalizar a Bélgica al declarar a la cadena televisiva flamenca VT4 que también abusó de otro sobrino suyo y al restar importancia a su comportamiento.

Vangheluwe, de 74 años, no mostró en esas declaraciones televisivas el más mínimo arrepentimiento e insistió en minimizar la gravedad de los hechos. El exobispo está exiliado de Bélgica por orden del Vaticano en un monasterio francés y no puede ser juzgado por sus delitos, porque han prescrito.

"No tuve nunca la impresión de ser un pederasta", afirmó Vangheluwe, aumentando aún más el bochorno que atraviesa la Iglesia belga desde que se descubrió que las autoridades eclesiásticas se esforzaron durante décadas en silenciar los centenares de casos de abusos sexuales de menores cometidos por el clero.

"UNA PEQUEÑA RELACION" "Era como una pequeña relación. ¿Cómo empezó? Como empieza en todas las familias: cuando venían de visita, mis sobrinos dormían en mi casa. Eso comenzó como un juego con el niño. Nunca hubo violación ni violencia física, y nunca hubo penetración", detalló.

"Era como una especie de costumbre. No era consciente de que eso tenía tanto impacto en mi sobrino. Creía que se trataba de cosas superficiales", explicó Vangheluwe. "Naturalmente sabía que eso no estaba bien y me confesé muchas veces", añadió. "Los hechos acabaron hace 25 años. He podido vivir con ello y trabajar muy bien", precisó sin rubor el exobispo católico.

Los políticos y los editorialistas belgas han expresado su total indignación. "Estas declaraciones son espantosas, superan el límite de lo aceptable. La Iglesia debería asumir sus responsabilidades. Esto no puede seguir así", advirtió el primer ministro belga en funciones, el democristiano Yves Leterme, tras conocer la noticia. El primado de la Iglesia belga, el ultraconservador André Léonard, respondió con el más absoluto mutismo.