TAt mucha gente no le importa que dos bancos del mismo sexo se fusionen, siempre que no adopten. Lo malo es que adoptan. A veces adoptan una pose de niño inocente que asusta y otras una pose de tirana autosuficiencia que da pánico. Creían los antiguos griegos en la existencia del dios Pan, de oficio asaltante de caminos, de donde nació el nombre de miedo pánico . Es el más extremo de los miedos porque el susto de un dios no es moco de pavo. Quizá por eso el mayor miedo del hombre civilizado sea el pánico a la crisis económica, porque el dinero es uno de los muchos nombres con el que llamamos a Dios. De hecho, los dioses griegos y romanos fueron tan modernos que, cuando el negocio cayó en crisis, se fusionaron hasta quedar uno solo, que se hizo con el monopolio. Es lo que pretenden nuestros bancos. Fusionarse, arrebujarse, confabularse hasta crear un Ente Todopoderoso que nos ponga firmes y nos lea la cartilla. La idea misma produce estremecimiento pánico. Si siendo muchos nos tienen cogidos por las pelotas, siendo Uno y Trino nos convertirían en débitos y réditos. Su unión es nuestra debilidad. Se alegraba días atrás Vargas Llosa porque a la chita callando el socialismo español se fusiona con el liberalismo capitalista hasta confundirse ambos en una misma cosa. Pues yo no le veo la gracia. Precisamente la grandeza del Bing Bang, o de lo que sea que lo provocó, consiste en que, de un simple punto de fusión, nació un universo donde todas las diferencias son posibles. No entiendo a los que se manifiestan contra el matrimonio de dos personas del mismo sexo y luego callan cuando se matrimonian dos bancos. Al menos ellas se casan por amor, pero lo suyo es una indecencia porque es un matrimonio de conveniencia y de interés. De los que duran toda la vida.