Para Julio Parejo llegó el día de su alternativa. Le llegó tras una fecunda carrera como novillero en la que no ha rehuido las plazas más importantes, y tras acreditar un buen concepto del toreo. Con él cuenta Extremadura con un nuevo matador de toros.

Para la ocasión se eligió un encierro portugués de Ascensao Vaz, de procedencia Hermanos Sanpedro, que a su vez tiene sangre Domecq. Fue una corrida que blandeó en exceso por parte de algunos toros, y que no anduvo sobrada de raza. Solamente el toro lidiado en tercer lugar, un manso encastado, se movió bien. Después se dio la vuelta al ruedo de forma incomprensible al sexto, manso también y rajadito.

El toro de la alternativa se llamaba Rústico y Ortega Cano entregó espada y muleta a Julio Parejo. Era un castaño de bonitas hechuras y escasas fuerzas, que se acrecentaron por una vuelta de campana y un puyazo en la paletilla. Fue un astado de poca transmisión al que el neófito toreó con mucha suavidad por ambos pitones. Parejo componía con elegancia la figura y logró tandas en redondo de buena factura. Paseó sus dos primeras orejas.

Lidió en cuarto lugar al segundo toro de su lote porque se anunció que Ortega Cano había tenido una bajada de tensión. Antes había mostrado su buen toreo a la verónica en lances con el compás abierto.

Tercera entrada

Después, la faena tuvo el mérito de entender que a un burel también justo de fortaleza no podía bajarle la mano, y así se sucedieron series en redondo a media altura muy templadas. Mató a la tercera entrada, por lo que paseó sólo una oreja. El sobrero que regaló no mentía en sus hechuras. Era alto de agujas y feo, por lo que embestía con la cara alta y se quedaba corto. Parejo se mostró animoso con él sin que la faena resultara brillante, siendo aplaudido tras estar premioso con la espada.

Antonio Ferrera lo dio todo y dejó crudo a su primero, que le cogió cuando clavó su primer par de banderillas. Siguió dolorido la lidia y le cuajó una faena vibrante e intensa por los dos pitones, con tandas muy ligadas en las que el temple del torero hizo ir a más al astado. Fue premiado con los máximos trofeos.

Tras un pequeño impasse, Ferrera lidió al quinto, el segundo de su lote, y al sexto, segundo de Ortega Cano. Lo hizo vendado en el gemelo derecho, lo que no fue óbice para que banderilleara a ambos con su desenvoltura habitual.

Bravucón el quinto, se rajó cuando se sintió podido, continuando Ferrera el trasteo en los terrenos cercanos a tablas. Pinchó y cortó el diestro un apéndice. El sexto fue un astado con dulzura en su embestida pero manso a todas luces. Ferrera estuvo muy centrado con él, corriendo la mano con limpieza y dejando la muleta puesta en la cara, por lo que la ligazón estaba servida. Completó su tarde repitiendo los máximos trofeos.

Ortega Cano llegó a Navalmoral, dio la alternativa a Julio Parejo, y dejó claro que no está ya para estos menesteres. Lidió únicamente al segundo de la tarde, un toro que iba y venía con la cara descolocada, en lo que fue una faena de muy poco lucimiento. Sólo se pueden recordar algunos lances a la verónica del cartagenero.