Taxistas de gran parte de España se fueron sumando ayer a la huelga iniciada en Barcelona para exigir que se limite la actividad de compañías como Uber o Cabify, que operan a través de licencias VTC (vehículos de transporte de pasajeros con conductor). A lo largo del lunes, el paro se propagó a ciudades de Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Baleares, Asturias, Murcia o Cantabria, entre otras comunidades, y dejó sin servicio ordinario a los usuarios de Granada, Málaga, Zaragoza, Bilbao o Teruel.

En la capital española, cientos de taxistas ocuparon ocho de los 10 carriles del paseo de la Castellana, a la altura del edificio del Ministerio de Fomento. En Valencia, pararon sus vehículos en los dos carriles centrales de la calle Colón, en la que se encuentra la sede de la Delegación del Gobierno.

En el País Vasco, la Ertzaintza interpuso varias denuncias contra taxistas que participaron en una caravana entre el aeropuerto vizcaíno de Loiu y Bilbao por conducir a una velocidad anormalmente reducida. Los de Navarra pararon siete horas, se manifestaron y decidieron respaldar la huelga. Y en Cantabria se inició la segunda jornada de huelga con un seguimiento alto.

El presidente de la Federación Andaluza de Autónomos del Taxi (FAAT), Miguel Ruano, aseguró que todo el sector en Andalucía se iba a sumar entre ayer, lunes, y hoy a los paros, después del seguimiento activo que hubo ya este lunes en Sevilla, en Málaga, en Córdoba y en Granada. Las adhesiones a la protestas corren como un reguero de pólvora por toda España. La totalidad de los taxistas de la Asociación Provincial de Auto-Taxi de Zaragoza secunda también la huelga, que se sigue asimismo en Teruel, pero no en Huesca.

Los de Lleida trabajaron con normalidad ayer a la espera de decidir si se suman de alguna manera al paro indefinido.