Tras 18 años viviendo bajo una falsa identidad en México, donde fue capturado por la policía a finales de marzo, José Pérez Díaz, prófugo de la justicia y acusado de perpetrar un fraude de 36 millones de euros cuando trabajaba en una sucursal del Banco Popular en Santander, llegó ayer a España. "Estoy muy tranquilo. Soy inocente", declaró al aterrizar en el aeropuerto de Barajas el conocido como Pepe el del Popular por los clientes de su entidad, a los que presuntamente estafó.

Pérez Díaz es ahora un hombre libre que quiere recuperar su identidad y reencontrarse con su familia, que vive en Asturias. El pasado 3 de abril, el juez de Santander que instruye el caso determinó que los delitos de apropiación indebida y falsedad documental que se le imputan habían prescrito al transcurrir más de una década desde la última diligencia registrada en el sumario, que data de 1998. Diez días antes del auto judicial, Pepe el del Popular había sido detenido en Ciudad de México tras tramitar una solicitud de visado en la embajada de Estados Unidos.

HUELLAS DACTILARES Allí, en la legación diplomática, los funcionarios norteamericanos comprobaron que sus huellas coincidían con las de un prófugo español buscado desde 1991 por su participación en una estafa que, de alguna manera, prefigura la del conocido broker Bernard Madoff: Pérez Díaz, como director de la sucursal bancaria santanderina, seleccionó a 300 clientes de los más de 2.000 que tenía su oficina, les propuso unas remuneraciones que superaban el 12% --dos puntos por encima de los que ofrecía entonces la competencia--, ingresó todo ese dinero en cuentas corrientes, libretas o depósitos y después, cuando varios de los afectados pidieron sus ahorros, se dio a la fuga. Primero estuvo en Portugal, de ahí viajó a Chile y Argentina y, finalmente, llegó a México, donde se hizo llamar Roberto, trabajó como representante de una firma de la construcción y tuvo un hijo que ahora tiene 10 años.

Tras la detención, Pepe el del Popular ingresó en una cárcel de Veracruz, al este de México, pero fue puesto en libertad al emitirse el auto que declaraba prescritos los delitos. Al salir de prisión, sin embargo, las autoridades migratorias decretaron su expulsión del país. Su abogado señaló ayer que era inocente. La prueba, dijo, es que vivió "austeramente" durante su fuga.