La carta de la cafetería-brasería La Bodeguilla de Mérida marca a 12 euros la ración de jamón ibérico, pero ayer a mediodía este precio no servía. Su propietario, Emilio Muñoz Rodríguez, inició ayer un experimento al que quiere dar continuidad todos los viernes a partir de la una de la tarde, y que consiste en invitar a sus clientes a degustaciones de vinos, acompañados por raciones de jamón ibérico y queso de oveja a un precio muy especial: el que cada cliente considere justo.

La idea de poner raciones "por la voluntad" surgió en la cabeza del gerente del establecimiento un día mientras estaba sentado en su propia terraza, en plena calle Moreno de Vargas, junto a la calle Santa Eulalia. Ubicado en los bajos del edificio del Liceo, este establecimiento llegó a sus manos hace ahora un año, tras una carrera profesional en un campo muy diferente, pues era comercial y se dedicaba a "vender libros, muchos libros". "Ahora vendo cañas y raciones", señala, aunque dice que ambos sectores se parecen, pues le da mucha importancia a la atención de cara al público.

"¿Y si en el escaparate pusiera a un cortador de jamón, y la gente ve al cortador en la cristalera desde la calle, qué pasaría?", pensó Emilio. Ahora, coincidiendo con el primer aniversario de esta nueva etapa de La Bodeguilla instaura este formato, al que quiere dar continuidad todos los viernes a mediodía, sin perder la filosofía de un negocio con más de 30 tapas variadas y toda una carta de productos frescos, incluido marisco y carnes ibéricas.

Lo hace, señala, para que "la gente opine con su voluntad si le gusta o no le gusta" el servicio que recibe. Si la idea funciona, continuará todos los viernes. De momento, tras el asombro inicial de los clientes, parece que la cosa va bien, pero habrá que esperar a contar la recaudación para ver el resultado. La solución está en el fondo de un cesto en el que cada cliente pone el dinero que considera justo por lo recibido.

Emilio asegura que no lo hace porque el negocio vaya mal y busque en este formato un cambio de tendencia. "En mi caso no es porque a la gente le cueste pedir raciones. La idea es que mi clientela, y todos los que se quieran unir, tenga un lugar de tapas de alta calidad sin necesidad de pagar por una ración de jamón ibérico 12 euros. La idea es que alguien pueda tapear y cañear sin grandes desembolsos".

¿Y no te da miedo que alguno deje un euro por un plato de jamón?. Pues no, señala este hostelero emeritense, "porque entonces no pondría la voluntad, pondría un precio". ¿Pero te puede pasar? es la pregunta que anda en el ambiente, y el responde: "y también que no me echen nada", pero... "El único propósito --insiste-- es ver qué piensa la gente de pagar con arreglo a lo que se le ofrece, del servicio, del sitio, de la comida". Será cuestión de probar.