Un tercer incendio, segundo en el continuo urbano de Los Angeles, elevó ayer el grado de alarma en la megalópolis californiana. Tras los fuegos de Santa Bárbara --a 150 kilómetros de Los Angeles-- y en Sylmar --a 40 kilómetros al noroeste del centro metropolitano--, este tercer fuego, en el condado de Orange, 52 kilómetros al suroeste, obligó a desalojar a más residentes. Hasta 30.000 angelinos --según Los Angeles Times -- habían sido evacuados de sus casas ante la imposibilidad de controlar un fuego que se expandía rápidamente merced a los vientos huracanados de hasta 120 kilómetros por hora que asolan el sur de California. Unos 600 hogares --500 caravanas de un parque de casas móviles en Sylmar y 100 casas de Orange-- ardieron en las últimas horas. El total se eleva a casi un millar.

Las cenizas y el humo han convertido el ya de por sí contaminado aire de Los Angeles en algo insano, hasta el punto que las autoridades han recomendado a los 13 millones de personas que habitan la gran urbe que eviten la actividad al aire libre y permanezcan en sus casas. La maratón de Pasadena --otra de las populosas poblaciones metropolitanas-- tuvo que ser suspendida. Tres autopistas interestatales --auténticas arterias de un enorme territorio donde el coche es una extensión más del cuerpo de los californianos-- fueron cerradas al tráfico. Por todo ello, el gobernador del estado, Arnold Schwarzenegger, declaró el estado de emergencia en el área.

La situación a última hora de ayer (media mañana en California), había mejorado por cuanto la velocidad con que el viento daba alas al fuego había descendido a los 60 kilómetros por hora, la mitad que el sábado.

CONTROLADOS Aun así, el incendio de Sylmar --declarado el viernes por la noche-- está contenido en un 20%, mientras que la extinción en el de Orange apenas llegaba al 5%. El primero en declararse, el de Santa Bérbara, estaba controlado a primera hora de la mañana californiana en un 40%. Y es que las condiciones climatológicas no ayudaban. A la escasa humedad del suelo --ya cantaba Albert Hammond hace 35 años que nunca llueve en el sur de California-- y el viento, hay que añadir unas temperaturas inusualmente altas para esta época del año. Ayer se alcanzaron los 34 grados en el área.

Todo ello hace que el trabajo que los bomberos realizan durante las 24 horas del día sea en extremo difícil. Cinco de estos profesionales han resultado ya heridos en unos incendios en los que la principal dificultad reside en que los rescoldos incandescentes caen sobre las casas kilómetros por delante del frente de fuego.