El huracán Wilma confirmó sobre el noreste de la península mexicana de Yucatán los peores pronósticos de los meteorólogos: batió todas las marcas de lluvias y causó una "destrucción sin precedentes", según las autoridades, en los grandes centros turísticos de la Riviera Maya, sobre todo en Cancún, Playa del Carmen y Cozumel. El ciclón serpenteó ayer en torno a la ciudad inundada, aislada y partida de Cancún, sólo bajó dos grados en la escala Saffir-Simpson y hasta hoy no iba a salir de nuevo al mar para seguir su lento, errático camino hacia el norte.

"Nunca en la historia de Quintana Roo habíamos tenido un meteoro como éste, equivalente a cuatro o cinco huracanes, por el número de horas que llevamos padeciendo los intensos vientos", resaltó el gobernador de ese estado, Félix González, que aún confiaba en "mantener un saldo blanco". Pero tampoco se habló de víctimas cuando el Stan se cebó hace 19 días en Chiapas y ahora se cuentan 80 muertos sólo en un pueblo, Motozintla. El gobernador reconoció después que dos personas murieron en Playa del Carmen por la explosión de un tanque de gas, y otra falleció al ser alcanzada por la rama de un árbol.

TRES NOCHES EN REFUGIOS Ayer, los vientos huracanados del Wilma apenas bajaron de los 180 kilómetros por hora, con ráfagas más fuertes, y la lluvia continuó azotando sin parar la parte más oriental de México. El estadounidense Centro Nacional de Huracanes previó que las paredes del ojo y las bandas de un Wilma prácticamente estancado continuarían "castigando severamente" esa gran zona turística hasta la madrugada de hoy. Residentes y turistas se resignaron a pasar su tercera noche en los refugios; en varios faltaba comida.

Cuando los expertos preveían todavía una creciente "marejada ciclónica, con grandes y peligrosas olas rompientes", la zona hotelera de Cancún emergía de un mar plomizo que cubrió todo el bulevar Kukulkán para unirse a la laguna de Nichupté. En algunos hoteles, el agua llegaba hasta el tercer piso. Ya no había playa alguna ni señales de tráfico que informaran de ellas. "Tenemos olas de hasta 10 metros", explicó un cancunense.

Las inundaciones se extendieron por el mayor enclave turístico mexicano y afectaron especialmente a los barrios más pobres del extrarradio. También quedaron inundadas viviendas, comercios y bodegas en Playa del Carmen y Puerto Morelos. La isla de Cozumel y buena parte de las localidades de la costa caribeña quedaron incomunicadas. Un transbordador se bamboleaba varado en la arena y otro, con 16 marinos a bordo, fue a encallar con el banco que forma el arrecife en Chinchorro.

El ingeniero Alberto Hernández, con 17 años al frente del Servicio Meteorológico Nacional, dijo que se viven "jornadas históricas". El Wilma ya es "un huracán récord por lo que se refiere a las lluvias", y nunca el servicio meteorológico había recibido "tantas llamadas, muchas de ellas de gente llorando". Hernández dijo que las inundaciones llegaban en algunos lugares hasta los ocho metros.