Los peores presagios se cumplieron este lunes en El Campillo (Huelva), cuando un vecino que paseaba por el monte localizó el cuerpo sin vida de una mujer que poco después se confirmó que correspondía a la joven maestra de 26 años Laura Luelmo, desaparecida desde el pasado miércoles. A la espera de que la autopsia confirme las causas de la muerte, fuentes policiales apuntan que la muerte no fue accidental ya que el cuerpo estaba semioculto y con signos de violencia. El lugar ya había sido inspeccionado por los voluntarios días atrás, según confirmaron desde el Ayuntamiento.

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El cadáver de la joven fue encontrado en torno al mediodía, según explicó el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Gómez de Celis, quien no obstante no quiso aventurar la naturaleza de la muerte ni la identidad del cuerpo, limitándose a señalar que “todo apunta a que se trata de Laura” y pidiendo “prudencia” para que no se “hicieran elucubraciones” en torno a las circunstancias de la muerte de esa mujer o del hallazgo de su cuerpo. Los juzgados de Valverde del Camino se han hecho cargo de la investigación.

No obstante, y tras una confirmación ocular, poco después se informó a la familia, desplazada hasta Huelva desde el viernes. Fueron sus padres precisamente quienes denunciaron la ausencia de la chica, que faltó el jueves a sus clases y no atendía las llamadas de familiares y conocidos. La pista se le perdió el miércoles por la tarde, cuando sobre las 16 horas habló con su pareja y le comentó que salía a practicar deporte. Una versión corroborada por el registro llevado a cabo en su casa, donde los agentes solo echaron en falta la ropa de deporte, las llaves, el móvil y un pequeño monedero. La última señal desde su teléfono móvil se emitió cuatro horas después, sobre las 20 horas, a unos nueve kilómetros al norte de El Campillo.

La Guardia Civil ya había advertido que al tratase de una zona boscosa y abrupta, los repetidores de telefonía no podían marcar con precisión el lugar exacto donde se ubicaba el teléfono. Sin embargo, el cadáver apareció en un paraje cercano a donde se vio por última vez a Luelmo, pero alejado varios kilómetros en dirección opuesta de la última ubicación que facilitaron esas antenas. Se trata de un camino forestal al borde de la carretera N-435 y junto a una acequia rodeada de eucaliptos. Estaba a unos seis kilómetros de su casa.

Según confirmó la alcaldesa de El Campillo, Susana Rivas, la zona ya había sido peinada en los días previos por los voluntarios y Protección Civil, y ayer mismo iba a ser revisada de nuevo, por lo que dejó entrever sus sospechas sobre la posibilidad de que el cuerpo hubiera sido trasladado hasta allí. Pero la batida se interrumpió tras conocerse la trágica aparición, provocando el abatimiento y la conmoción entre todos aquellos que habían participado estos días en las labores de rastreo. El cuerpo se encontraba oculto tras unas ramas y matorrales y según algunas fuentes estaba semidesnudo.

Los miembros de la Policía Científica de la Guardia Civil se desplazaron a primera hora de la tarde en helicóptero desde Madrid para iniciar la inspección ocular de la zona donde apareció el cadáver y tratar de encontrar cualquier indicio que ayude a esclarecer lo sucedido. Se trata de los mismos especialistas que participaron en la búsqueda de otra joven desaparecida, la madrileña Diana Quer. Asimismo, los agentes ya empezaron a tomar declaración a todo el entorno más cercano de la joven, desde familiares a vecinos, para tratar de localizar al presunto asesino, dado que aunque todo apunta a la implicación de otra persona, la Guardia Civil sigue sin apuntar a un sospechoso concreto.

Entre los interrogados se encontraría uno de los vecinos de la joven en su nueva vivienda de El Campillo. Residente en el domicilio familiar, enfrente justo de la casa de Laura, tenía antecedentes por homicidio, y durante un permiso mientras cumplía condena intentó abusar de una joven, según ha trascendido.

Laura Luelmo, oriunda de Zamora se había trasladado a Huelva el pasado 4 de diciembre para realizar una sustitución como profesora de Dibujo en el Instituto Vázquez Díaz de Nerva, a escasa distancia de El Campillo. Era uno de sus primeros destinos profesionales como interina. Tras pasar una semana alojada en albergues, terminó decidiéndose por alquilar una vivienda a una de las docentes del centro educativo. Allí se instaló a principios de semana, apenas tres días antes de su desaparición.