Se dolía ayer por la tarde Fernando Schwartz (Lo + plus , C+), en la entrevista que le hizo al Dalai-lama en un hotel de Madrid de que el Gobierno español haya ignorado olímpicamente la presencia del líder espiritual del budismo y premio Nobel de la Paz. Decía, extrañadísimo: "¡Pero si a usted le ha recibido Clinton y hasta Bush!". Y el gran Lama contestó sin acritud: "Bueno, no puedo alterar las cosas de aquí. Investigue, investigue usted por qué no les ha venido bien recibirme". ¡Ah!, sí que es un investigable misterio que el Gobierno de Aznar no reciba a quien recibió Bush. Suena a inverosímil. Pero celebramos que el Lama se lo tomara con espíritu deportivo. Más aún: en su conversación con Schwartz acabaron hablando de relojes, porque el hobby de la máxima autoridad budista es hacer funcionar mecanismos de relojería que no funcionan. Interesante asunto: a base de meditación, poner en marcha lo quieto.

Maragall y Mas en Madrid. Nuestros schwarzeneggers viajan. Les hemos visto hace poco en Madrid. Maragall estuvo el lunes con la señora Campos (Día a día , Telecinco), y el martes, con Luis Mariñas (Los desayunos , TVE-1). En el programa de la Campos tuvo que emplearse a fondo. Estaba allí la aguerrida compañera Isabel San Sebastián, muy enfadada porque el político había hablado de la Brunete mediática, y ella se sentía damnificada. Luego vino la guerra del agua. ¡Ah!, ésa sí fue una batalla. Maragall tuvo que declarar, bajo juramento, que no tiene piscina, además de precisar el número de metros cúbicos de agua que gasta al trimestre, exactamente 46. Fue tremendo, creímos que acabarían arrojándolo al Manzanares. Artur Mas por su parte estuvo ayer en La respuesta de González Ferrari (A-3 TV). Estuvo literario. Les contó aquella hermosa fábula de Esopo de La tortuga y la liebre. Y concretó: "Maragall es la liebre. La tortuga soy yo". O sea, que Mas ganará, según la fábula.