Cuando la reina Sofía entró aplaudiendo el comportamiento de la selección española ante la poderosa Alemania (41 medallas olímpicas en Pekín-2008, por solo 18 de España) y gritando "¡maravilloso, maravilloso!", ¿se refería únicamente a esa sensacional victoria, preludio del inmenso triunfo de anoche? Se refería, sí, solo a esa gesta. Si hubiese sido el rey Juan Carlos y, sin duda, si los que hubiesen entrado hubieran sido el príncipe Felipe y Letizia, seguro que ellos sí que hubiesen hecho extensivo ese "maravilloso" a la generación de deportistas que han convertido, ahora sí, a la minusvalorada España en una de las tres locomotoras deportivas, no solo de la vieja Europa, sino del mundo entero.

José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno, ya lo analizó después de que uno de los monstruos de la nueva era, Pau Gasol, conquistase su segundo anillo de la NBA. "Pau --dijo el presidente baloncestista-- es uno de los símbolos más importantes de la fortaleza, talento y capacidad de esfuerzo de nuestro país, algo que es muy apreciado en todo el mundo".

El triunfo de anoche de la selección española acaba convirtiendo en coral algo que parecía individual. La coronación del equipo de fútbol, que acaba de sumar el título planetario a su cetro continental, entierra ya la época de pan negro y dictadura donde, entonces sí, las proezas deportivas a nivel mundial corrían a cargo de tipos especiales como Federico Martín Bahamontes, Angel Nieto, Manolo Santana o Severiano Ballesteros.

El podio de entonces se ha ampliado hasta dominar buena parte de las disciplinas pues a la selección, Barça o Real Madrid, a Fernando Alonso, Alberto Contador, Rafa Nadal, Jorge Lorenzo o el propio Gasol, hay que sumar cuatro títulos de Copa Davis, un racimo de medallas de Gemma Mengual y sus chicas acuáticas, el Mundial de baloncesto, balonmano, hockey sobre patines y fútbol sala y las escenas prodigiosas creadas por la Bomba Navarro, José Manuel Calderón o Ricky Rubio e, incluso, sí, esa lista de 14 ochomiles de Edurne Pasaban. Y hay más.

La sensación de que nada ha sido casual es muy extendida, aunque no todo el mundo sabe encontrar una explicación a este boom, que parece más encaminado a brillar en deportes profesionales y queda minusvalorado en los JJOO.

Rafa Nadal, anoche testigo directo del éxito de la selección española junto a su amigo Pau Gasol, reconocía, en unas recientes declaraciones al diario italiana La Stampa , de Turín, que "el deporte español está acaparando grandes éxitos a lo largo de los últimos años, éxitos realmente increíbles y que se debe, no solo al esfuerzo invidual, sino también a la buena organización de todos esos deportes".

"No solo le doy vueltas al éxito de mi amigo Pau Gasol", añade Nadal, "ahora ya con dos anillos de la NBA y, para mí, el mejor de todos nosotros porque ha sido pionero en algo que muy pocos creíamos que se podía conseguir, arrollar en la NBA, conquistar un anillo, también pienso en Fernando Alonso, en Alberto Contador y en mi vecino Jorge Lorenzo o Dani Pedrosa. Una cosa tengo clara: debemos ser conscientes de que estamos viviendo el mejor momento de la historia del deporte español y que va a ser muy difícil mantener el listón tan alto".

La unanimidad es total. Fernando Alonso, comentó, el jueves en Silverstone: "El periodo que estamos viviendo es fantástico y no es una coincidencia, sino el fruto de una generación de deportistas extraordinarios, que han crecido en un país que, en los últimos años, ha cambiado muchísimo".

A LA ALTURA DEL PAIS El estallido, compartido por la felicidad de muchos ("ojalá, gracias a nosotros, a nuestro esfuerzo, a nuestro fútbol, a nuestros triunfos, haya podido desconectar de sus problemas cotidianos, de la crisis, de la angustia que viven muchos, ojalá que sí", dijo el viernes David Villa), ha hecho que hasta Vicente del Bosque reconozca: "Teníamos ganas de ponernos, con la conquista del Mundial, a la altura del país y de la sociedad que representamos y también, sí, de los otros grandes deportistas españoles que habían logrado éxitos mundiales antes que nosotros.

Como reconoció anoche Jorge Lorenzo, nada más concluir la conquista de la Copa del Mundo, "tenemos altura (Gasol), fuerza (Nadal), resistencia (Contador), precisión (Alonso) y, desde anoche, gol. Somos, posiblemente, una de las mejores generaciones de todos los tiempos y lo que debemos hacer es disfrutarla, compartirla, ser felices".