El 8,3% de los hogares no pueden afrontar el pago de los suministros en España según el estudio ‘La pobreza energética: aproximación desde una perspectiva de ingresos’ elaborado por la cátedra de Sostenibilidad Energética del Instituto de Economía de la Universidad de Barcelona. El estudio abarca el periodo 2011-2017 y en el análisis distinguen dos etapas en las que la tendencia ha evolucionado de una forma diferente, marcada por la coyuntura económica. Hay unos años de incremento sostenido de la tasa de pobreza energética (desde 2011 hasta 2013) coincidiendo con los peores años de la crisis económica, que se unieron además a una escalada de precios en la energía. Entonces se alcanzó un pico máximo del 9% de hogares en los que los recursos disponibles no permitían hacer frente al pago de las facturas de suministros. Luego a partir de 2013, se aprecia un claro descenso de la tasa de pobreza energética, llegando a registrar se en 2017 el valor mínimo del 7,4% de la población en situación de vulnerabilidad.

Heterogéneo

El panorama de la pobreza energética es muy heterogéneo y no todas las regiones presentan el mismo grado de vulnerabilidad, según se explica en este estudio, que sitúa a Extremadura entre las que tienen una situación más débil, conformando lo que califica como un anillo de pobreza junto a Castilla -La Mancha y Castilla y León.

Entre los indicadores que evalúa el estudio está la ubicación de la vivienda y determina, atendiendo a esa condición, que la pobreza energética afecta en mayor medida a las personas que se encuentran en entornos rurales. Extremadura se sitúa a la cabeza en ese parámetro, con un 29,6% de los hogares en entornos rurales y según los datos regionales, con un 59% de los casos de pobreza energética, precisamente en estas áreas no urbanas. Además considera que la probabilidad de que un hogar se encuentre en situación de pobreza energética en España aumenta un 9,3 % cuando el sustentador principal está desempleado y sitúa en el 22%, el promedio de hogares que no pueden pagar los suministros y cuentan con desempleados.

Junto a la ubicación de la vivienda, los autores destacan del perfil de las personas en situación de pobreza energética que viven en régimen de alquiler; en edificios de 25 años o más, y en zonas con condiciones meteorológicas extremas de calor o frío.

Además el estudio entra también en el componente económico, analizando el gasto medio en energía y los ingresos de la familia. Atendiendo a eso, Extremadura presenta uno de los parámetros más descompensado puesto que mientras el gasto medio en las facturas de suministros es de 1.033 euros, los ingresos anuales se sitúan, según este estudio, en torno a los 17.000 euros, lo que suponen 10.000 euros menos que los ingresos medios en el País Vasco (27.000 euros) aunque el gasto en energía es practicamente el mismo en las dos regiones (en el País Vasco asciende a 1.088 euros anuales).