Los estudios sobre bienes culturales han sido objeto de un cambio de perspectiva en los últimos años. Así lo recoge el profesor de Antropología de la Universidad de Extremadura, Javier Marcos Arévalo, en su última publicación, Objetos, Sujetos e Ideas. Bienes Etnológicos y Memoria Social --editado por el Ayuntamiento de Badajoz--. Cronológicamente, explica este investigador en declaraciones al Gabinete de Comunicación de la Uex, la atención de los especialistas se fijó primero en los objetos, después en los sujetos y, actualmente en las ideas.

Una de las máximas que defiende el autor en esta publicación es la de que el patrimonio no debe importar tanto por lo que es y por las formas externas que reviste, sino por lo que significa y representa para cada grupo social. Es decir, el patrimonio además de su materialidad "actúa como una realidad simbólica".

TERMINO OBSOLETO

En opinión de este profesor, la voz patrimonio es un término obsoleto y en desuso. "Lo es porque con ella nos referimos a un sólo tipo de creaciones humanas que tienen como factor común la materialidad, la antigüedad, la obsolescencia y determinadas estéticas". Por ello la Unesco sustituyó el concepto por el de Bienes Culturales, más abierto, comprensivo e integrativo, pues con este nuevo término no se alude sólo a lo histórico-artístico, sino también a las manifestaciones vivas y a las formas de expresión de otros grupos sociales. Colectivos que, aunque no disponen de murallas, catedrales, palacios o lienzos de Velázquez, sí poseen testimonios intangibles. Buena prueba de ello son las prácticas y los hábitos sociales, los valores, las creencias, los sistemas cosmogónicos, los mitos y leyendas, los saberes y los conocimientos o los rituales, indica Javier Marcos. Según la distribución geográfica de Patrimonio Mundial de la Humanidad, la Unesco observó que no todos los países contaban con lo que en Occidente se denominan Monumentos . Y comprobó que la inmensa mayoría del patrimonio declarado y reconocido mundialmente se concentraba fundamentalmente en Europa.

La obra está prologada por José Antonio Fernández de Rota y sirve como manual para los alumnos universitarios que cursen la asignatura sobre Patrimonio Antropológico y Museología.