No son pocos los que aseguran que el fútbol es un arte, pero de ahí a unir los dos conceptos de una forma tangible hay un paso. Alemania afronta su papel como país anfitrión del campeonato mundial del 2006 con muchas ganas y con más imaginación. El Gobierno ha ideado un programa cultural relacionado con la competición y la estrella del mismo es la exposición Rundlederwelten (Mundos de cuero esféricos), que abrió sus puertas en un museo berlinés.