China está disfrutando de un baby boom de pandas gracias a la inseminación artificial. Este año han nacido 30, de los que han sobrevivido 27, un récord desde que China recurrió a está técnica en 1963 para salvar a su emblema. Los pandas gigantes, que llegan a medir 1,80 metros de altura y pesar 135 kilos, son fósiles vivientes: auténticos carnívoros reconvertidos en herbívoros. La inseminación artificial es la única vía para su supervivencia.