Las tormentas y supertormentas solares que desencadenan las tormentas geomagnéticas en la Tierra se repiten en la historia astronómica. La mayor supertormenta de la que se tiene constancia se registró los días 1 y 2 de septiembre de 1859. Entonces, las auroras boreales --fenómenos asociados con el Polo Norte-- se observaron hasta en Hawai y La Habana, puntos muy cercanos al Ecuador, lo que da una idea de la magnitud de este fenómeno. Y es que, cuanto más cerca del Ecuador se observen estos cambios en el cielo, más intensa ha sido la tormenta que los ha provocado.

La siguiente de gran intensidad fue la analizada en este estudio liderado por la Uex. Los días 24 y 25 de octubre de 1870 se registró otra supertormenta solar, aunque algo más leve que la de 1859.

En el año 1921 se produjo otra tormenta solar, el 15 de mayo, la última anterior a la era espacial. Esta línea divisoria es importante porque el hombre salió de la Tierra y estos fenómenos pueden afectar gravemente tanto a las naves espaciales como a los astronautas.

Después se repitieron tormentas de este tipo en 1958 o la de 1989, una tormenta solar que provocó un apagón en seis millones de hogares de la provincia de Quebec (Canadá) al afectar al suministro eléctrico.

En el 2003 fue el último episodio de estas características registrado, aunque en esta ocasión no se produjo una supertormenta, sino que se quedó en tormenta solar. Se la conoce como la Tormenta de Halloween , porque se desarrolló en el puente de noviembre, cuando se celebra esa tradicional fiesta.

Los científicos no dejan de observar el Sol para predecir cuándo vendrá la siguiente supertormenta.