Hay escritores que se ganan el derecho a ser leídos para siempre porque han demostrado que tienen cosas que decir. Uno de ellos, en la última hornada de novelistas españoles, es Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971), que acaba de cerrar (o eso parece) un ciclo de novelas sobre el horror en la historia contemporánea con El corrector (Seix Barral). El trasfondo del relato son los atentados del 11-M en Madrid y el primer plano lo ocupa un narrador que trabaja como corrector editorial y que ese día aciago tiene entre manos precisamente Los demonios de Dostoievski , su novela sobre el terrorismo nihilista. Vladimir, el corrector, había publicado un par de novelas, pero ha renunciado a la carrera literaria porque carece de la "vanidad y arrojo" que cree exige el mundo literario actual. A lo largo del relato uno asiste a los progresos de la sesgada información oficial sobre los atentados y de la corrección de Dostoievski, pero también a un cambio de actitud del narrador respecto a su dedicación a la literatura. DOMINGO RODENAS