Un caso real ocurrido durante el régimen del apartheid en Sudáfrica, en Robben Island, la misma prisión donde Nelson Mandela cumplió su condena durante 27 años. Dos compañeros de infortunio comparten la misma celda; durante el día realizan trabajos forzados, por la noche ensayan la Antígona de Sófocles. El objetivo es que la obra (reducida a los personajes de Antígona y Creonte) sea presentada a los demás presos, ya que expone paralelismos entre la situación de Antígona, condenada, y la contingencia en la que se encuentran todos en esa isla prisión.

La trama nos remite a problemas contemporáneos, a casos de migrantes que, huyendo de la pobreza, no logran cruzar el Mediterráneo o acaban siendo capturados y explotados en condiciones análogas a las descritas en el texto de origen; también los que en sus propios países son rehenes de la codicia y de los múltiples intereses, como es el caso de los sometidos a la esclavitud en las minas de coltán en el este del Congo, el mineral metálico en el corazón de los smartphones; al tráfico de seres humanos en general que actualmente se desarrolla en África con la discreta connivencia y los múltiples intereses occidentales…

En consecuencia, el drama de esos dos presos en Robben se perpetúa en otras islas y con otros pretextos.