La voz dormida habla de un tema tristemente clásico: la de un ser humano en un conflicto de guerra. Y más aún, una mujer. Y más aún, un conflicto civil, nuestro propio conflicto civil. Para la puesta en escena, nos acercamos, con el apoyo de la música de Luis Paniagua, al tratar de desenredar una parte de un dolor común. El lamento y la voluntad de vivir de las personas en conflicto ha sido un tema común. De ahí partimos, sabiendo que el lamento y la alegría de Pepita, desde su apertura, su sencillez y su fuerza, hunden las raíces profundamente en un mar de sangre y de vida. La idea es hilar el relato de un trocito de este paisaje vasto y humano. Oír a Pepita hablar, y que su voz resuene, y que nos cuente. Es un viaje delicado, que nos pertenece a todos, que está en nuestra herencia. En última instancia, es un honor seguir dando voz a este relato. A ello nos ponemos

Reparto: Laura Toledo y Ángel Gotor

Dirección y espacio escénico: Julián Fuentes Reta5