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Megaciudades contra el cambio climático

TLtas últimas estimaciones científicas calculan que, alrededor del año 2050, más de 6.000 millones de personas vivirán en las grandes ciudades (casi el total de la población actual). Estas megaciudades son ya, hoy en día, las responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) mediante las llamadas fuentes difusas: transporte, uso energético poco eficiente o generación de residuos urbanos. Algunas de ellas alcanzan ya más de 20 millones de habitantes. Es el caso de Tokio, Seúl, Nueva York, Ciudad de México o Delhi. Sin embargo, quizás la realidad más alarmante es la tendencia en Africa, Asia y América Latina, a la aglomeración en el entorno de las megaciudades y el abandono de las regiones rurales poco adecuadas para la vida. En España, aunque a escala inferior, es posible reconocer esa misma tendencia en grandes urbes como Madrid, Barcelona o el Levante español donde se habla ya de continuo urbano.

Las zonas urbanas ocupan entre el 0,4% y el 2% (según las fuentes) de la superficie terrestre y más de la mitad de la población mundial ya habita en zonas costeras. El incremento de las temperaturas, el urbanismo incontrolado, el crecimiento no planificado de las infraestructuras y los efectos de la variación del nivel del mar o de las catástrofes naturales (como ocurrió en Nueva Orleans en 2005) se dejarán sentir, pues, de manera más intensa en esas áreas costeras. Los efectos negativos sobre la economía de las zonas afectadas son igual de claros: pérdida de productividad y de puestos de trabajo y disminución de la calidad de vida.

Kofi Annan decía en el año 2000, "el futuro de la humanidad se halla en manos de las ciudades, de administraciones urbanas conscientes de su responsabilidad y de una evolución urbana sostenible".

La formación de nuevos profesionales en nuestras universidades y la educación ambiental de las generaciones más jóvenes, en el ámbito de las competencias locales, son, junto con el compromiso político, instrumentos fundamentales en la estrategia global para mitigar los efectos del cambio climático. Los centros de educación ambiental en las futuras megaciudades españolas (si consideramos la evolución de nuestras grandes áreas metropolitanas) serán tan importantes, en el futuro, como el incremento de la producción de energía mediante fuentes renovables.

La imagen positiva de las ciudades que actúan de forma voluntaria para mitigar los efectos del cambio climático tiene un efecto de feed-back positivo en la población. Esta entiende los efectos de esas estrategias sobre la mejora de la calidad de vida.

Finalmente, el trabajo en red, el intercambio de experiencias y el aprendizaje de los errores puede prepararnos para el inexorable avance hacia las megaurbes. El colapso de los ecosistemas urbanos, imperfectos de inicio, es un riesgo real, no exento de soluciones, si es posible ordenar la demanda de recursos y corregir las emisiones de GEI.

*Profesor de Riesgos

Medioambientales EPSI-UAB

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