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El paso atrás

TLto sensato sería que el gobierno estuviera ahora pendiente de la situación económica, empeñado en el éxito de la negociación colectiva, ocupado con la deuda, insomne por la prima de riesgo, asustado por las previsiones de la OCDE o avergonzado por los pepinos denunciados en Alemania. Pepinos que matan, por cierto. Pero no. Ahí los tenemos. Incapaces de administrar el fracaso. Una se pregunta cómo no lo habían previsto, por qué habían desoído las encuestas. Normal es que el presidente, encastillado en Moncloa, parapetado detrás de los pelotas, abducido por sus colegas europeos, viviera en la soberbia a la que no se ha resistido entre el coro de aduladores ningún mandamás desde que el mundo es mundo. Pero ¿todo el partido permanecía en la ignorancia? ¿Hasta tal punto se habían alejado del pueblo, de las bases, de las familias, de los ofendidos y de todos aquellos que se sintieron humillados? ¿Cómo es posible que los que se hicieron famosos por idear tantos, no tuvieran un plan B ante la debacle que prefirieron no ver? Con la comparecencia de Chacón parece superada la semana fratricida posterior a la derrota y aunque los muy perversos de mis compañeros hagan inocentes chascarrillos entre risas sobre la marcha atrás y la candidatura interrupta, yo lamento que doña Carmen haya tenido que renunciar a su proyecto aunque lo comprendo. Lo lamento porque me gusta. Que sea mujer, que sea catalana, que sea legal y leal. Y también porque Rubalcaba no mola nada, nada. Parece inteligente, irónico, preparado y sólido. Pero escama su capacidad para resistir incólume en el partido por encima de sensibilidades y proyectos, su indefinición, su ambigüedad, su ironía cuando elude respuestas que está obligado a contestar, sus argucias para ganar siempre y sus aires prepotentes de Gran Hermano. Comprendo que no es momento de peleítas y admiro la patriótica renuncia. No sé si la no-candidata desaparecerá del mapa político ni si su marcha prolonga la agonía de presidente. Pero parafraseando a Bono , tampoco importa. Ahora los españoles estamos a otra cosa.

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