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Encerado y clarión

Saturnino Acosta

Teatro de colegio

Como saben, el Congreso de los Diputados ha dado luz verde para «suspender» el calendario de implantación de la Lomce.

Tanto lo vivido en el Congreso, como el anuncio estrella del PP a las puertas de la investidura, no son más que teatrillos de colegio de cara al público, lo cual demuestra el verdadero valor que la educación tiene para nuestros políticos. El PP se apresuró a anunciar, cual falsa moneda, que dejaría sin efectos las llamadas reválidas, pero ciertamente este curso las reválidas carecían de carácter académico, el único cambio real y en futuro lejano sería la titulación en el caso de los alumnos de cuarto si no superasen la evaluación, pero ni eso ha sido pensando en el alumnado, pues dicha modificación puede tardar entre seis y siete meses y a día de hoy muchos alumnos y docentes desconocen qué, cómo o cuándo, pues dicha medida repercute directamente en lo ya elegido, realizado o realizable, y evaluable durante el año. Además aventuró un incomprensible pacto educativo en seis meses, cuando además de llevar la friolera de 30 años intentándolo fallidamente, una simple y sola congelación, como la aprobada antes de ayer, tardaría casi lo mismo.

Respecto a la iniciativa socialista respaldada por el resto de partidos, el teatro es el mismo. Si ya sabes que se va a parar lo único posible de la Lomce, y no se puede suprimir una ley orgánica mientras no haya otra, si se está creando una subcomisión para trabajar un pacto y además el 28 de noviembre, no el 24, se incorporará lo manifestado por las comunidades en la mesa sectorial, dime para qué presentas la iniciativa.

Por una vez que los resultados electorales propician el entendimiento de todos por un bien común sin que salgan vencedores ni vencidos, la vieja política sigue en los nuevos políticos y la educación cual pueril pelota de tejado en tejado, mientras alumnos, familias y docentes se esfuerzan en adivinar de qué lado caerá la pelotita.

Todos admiramos La Casa de Bernarda Alba de Lorca, o el Mercader de Venecia, de Shakespeare, pero si de verdad les importa la educación no la conviertan en un teatro político y siéntense en sus butacas pensando en el público pero sin público, verán como sí se puede, si de verdad se quiere.

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