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REFUGIADOS

La culpa no es de las oenegés

Estos días hemos visto que algunos responsables políticos de Italia, España y desde Bruselas pedían más control sobre las oenegés y su concienciación para que dejen de prestar apoyo a las personas que deciden zarpar en el mar huyendo de los conflictos y hambrunas en sus países de origen. Según dicen, ese apoyo se convierte en efecto llamada de más inmigración y refugiados.

Desde mi humilde opinión, aunque no hay que descartar que haya personas que se camuflen en oenegés para aprovecharse de la situación, creo que estas organizaciones y las personas que colaboran, ya sea sobre el terreno o con aportaciones económicas, hacen una gran labor y se merecen todos los premios y reconocimientos que haya. Muchas veces hemos escuchado testimonios de personas que lo dejan todo para implicarse en ayudar a personas que necesitan que les presten algún tipo de apoyo a su llegada a nuestros países.

La concienciación se tiene que aplicar sobre las grandes industrias de armamento y hacer un control severo sobre el tráfico de armas, causa de los múltiples conflictos bélicos que azotan los países de donde proceden la mayoría de los refugiados. Recordemos que es de las costas libias de donde sale el gran volumen de refugiados y que, antes de la caída de <b>Gadafi</b>, era un país que recibía inmigrantes de numerosos países africanos para trabajar allí. Recordemos también que la OTAN intervino en Libia para derrocar al dictador y ahora ese país ha pasado de ser uno de los más estables del Norte de África a ser un país fallido, donde actúan todo tipo de bandas y señores de guerra y grupos terroristas. Por lo tanto, hay que exigir a nuestros políticos un poco de autocrítica y responsabilidad.

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