Hay personas que ven a un soldado luchando contra el oleaje para salvar a una niñita de morir ahogada y les parece un malvado sicario enfrentándose a un bebé. 

Hay personas que ven a un legionario con un pequeño en los hombros evitándole una caída mortal y se les antoja un asesino matamoros. Hay personas que ven a una joven voluntaria abrazando a un subsahariano de ébano aterido y exhausto y en sus mentes perturbadas dibujan no sé qué ocultas perversiones sexuales del uno y de la otra. 

"La memoria histórica está para saber realmente lo que ocurrió y tener muy presente los errores"

Y hay personas que ven una cruz conmemorativa, imagen universal de quien tuvo un amor tan grande como para dar la vida por sus seres amados y la transforman no en un símbolo legítimo de quienes lucharon por sus ideales sino en un vestigio de odio, o lo que es más delirante, en un cartel electoral de algún partido, como tuve penosa ocasión de leer en un si cabe más delirante artículo a toda página que animaba a derrumbar, -tal cual- la Cruz de Cáceres con una premura que casa rematadamente mal con las verdaderas urgencias de nuestra ciudad. 

Muchísimos creyentes como yo podríamos ver una repetición de los sacrilegios de todo tipo cometidos en los años anteriores a la guerra civil, que no solo consistieron en destruir cruces sino en multitud de atrocidades posteriores que no tengo ganas de repetir ni recordar. 

Pero no lo hacemos. Porque la memoria histórica no es eso ni está para eso. Está para saber realmente lo que ocurrió y tener muy presentes los errores que llevaron a un enfrentamiento fratricida, precisamente para no repetirlos. La memoria no se manda por decreto, ni está para saldar cuentas ideológicas que para nada reparan la dignidad de todas las víctimas sino que abren heridas innecesarias, afrentando a la religión y a las creencias de la mayoría.

Así que, cuando contemplo las fotos horrendas de la Cruz de El Casar, vandalizada ayer a martillazos por orden gubernamental y calificada al mismo tiempo por el alcalde como vestigio y símbolo religioso, -¿en qué quedamos?- me pregunto qué concepto de memoria, respeto y reconciliación sostiene semejante acción.