A prueba de crisis, de pandemias, de todo lo que se ponga por delante. Los Premios Empresario Extremeño del Año, que mañana celebran su vigésimo sexta edición, lo aguantan todo.

Por difíciles que fueran los tiempos la gran cita de la empresa extremeña se ha celebrado siempre, y con la solemnidad y colorido que han permitido los tiempos. Más de un cuarto de siglo dan para mucho. Sí, después hubo imitaciones, intentos de parecerse, pero no eran los Premios Empresario Extremeño del Año. Es cierto aquello de que quien golpea primero golpea dos veces. Aún recuerdo cómo en un despacho de la sede del periódico en Camino Llano se gestaba la idea. Acabábamos de publicar un suplemento especial llamado ‘Creadoras de Riqueza’, en papel couché. A lo mejor a ustedes eso no les dice nada, pero en aquella época (1996) y con aquellos medios era toda una proeza. Aquel producto dejó en los empresarios un regusto a que se podía hacer más, a que los hombres y mujeres de negocios merecían algo que les moviera a mejorar y superarse. Entonces se decidió que unos galardones podían cumplir esa función. Cuando nadie hablaba de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en El Periódico Extremadura nos las arreglamos para devolver a la sociedad lo mucho que ella nos entrega confiando en nuestra credibilidad y como soporte comercial.

En estos 26 años ha habido de todo. Desde hoteles que se han convertido en el camarote de los hermanos Marx y confusiones con estados civiles de los asistentes en los pies de foto, pero sobre todo ha habido un gran agradecimiento por parte de los profesionales de la empresa hacia El Periódico Extremadura. Y también un esfuerzo extraordinario de los trabajadores del diario. Este año el jurado ha vuelto a reunirse y decidir libremente sobre las distintas categorías. No nos para la pandemia. Y el centenario está ahí al lado.