Opinión | desde el umbral
Zombis castúos
Los prebostes de la Junta de Extremadura han decidido que los ciudadanos extremeños no tenemos derecho a la información. Desde hace unos días, no se publican los datos sobre el número de contagios por localidad y fecha que tan útiles nos han resultado a la hora de conocer la evolución de la pandemia en nuestra región. Al parecer, los dirigentes socialistas que comandan el ejecutivo autonómico no nos consideran suficientemente adultos e inteligentes como para procesar y asimilar esos datos. Y, por ello, deciden ocultárnoslos. Porque los datos son verdaderamente alarmantes, pero no quieren que nos alarmemos. Y porque estos desvelan un nuevo fracaso al abordar la sexta ola. Por eso, han puesto en marcha una nueva estrategia basada, fundamentalmente, en no hacer nada mientras la variante ómicron se disemina por doquier y en ocultar las consecuencias de su inacción.
Los mismos políticos que restringían nuestras libertades para evitar los contagios apuestan ahora -sin decirlo explícitamente pero actuando en consecuencia- por el contagio masivo de la población. Su incapacidad manifiesta para activar protocolos efectivos y dotar a los equipos de profesionales suficientes para detectar los casos que se producen, hacer un seguimiento exhaustivo de los mismos, tratar adecuadamente a contagiados y enfermos, y vigilar el cumplimiento de las cuarentenas, ha cuajado en una estrategia de brazos caídos. Por supuesto, el interés electoral no es un factor ajeno a esta decisión. Porque nuestros gobernantes han olisqueado las cazuelas demoscópicas y han llegado a la conclusión de que les resultará más rentable electoralmente extender un manto de silencio a propósito de los datos de incidencia, no implementar nuevas medidas de contención e incluso abandonar algunas de las que se han demostrado efectivas. Pero no piensen que van a dejar de fingir. Seguirán apareciendo en televisión con cara de corderitos degollados para tratar de convencernos de que viven afligidos por las consecuencias de la pandemia. Mas no hemos de dejarnos engañar: lo que les preocupa en estos momentos no es eso, sino la vitalidad de sus carreras políticas y la aceptación de la ciudadanía. Para la consolidación de ambos parámetros resulta esencial el fin de las malas noticias, la anulación de los debates sobre la utilidad y oportunidad de las medidas y la supresión del recuento detallado de casos. Nos quieren ciegos, sordos, mudos, anósmicos y envueltos en celofán. Anhelan, pues, una ciudadanía anulada, obediente, insensible y complaciente. Y la ocultación de los datos es un requisito imprescindible para la consecución de su principal objetivo, que es crear un ejército de zombis que sigan acudiendo a las urnas como lemmings hacia un precipicio.
* Diplomado en Magisterio
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