El Periódico Extremadura

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Aracely R. Robustillo

Macondo en el retrovisor

Aracely R. Robustillo

Periodista

¡Qué viene el ‘mono’!

A lo peor estamos cayendo en un círculo vicioso de enfermedades y ‘antídotos’

De tanto enfrentar desastres naturales, artificiales y humanos, últimamente tenemos el sentido del peligro un tanto atrofiado y le estamos perdiendo el respeto a ‘amenazas’ antes impensables, como la llegada de meteoritos, inundaciones o la viruela del mono. Ésta última está siendo para la mayoría más motivo de risas, memes y chascarrillos que de susto. Y es que llevamos mucha tralla acumulada entre pandemias, guerras y fenómenos meteorológicos y cada vez es más difícil separar la paja del trigo. 

Y no, no seré yo quien le dé o le quite importancia a este nueva enfermedad infecciosa que se empeña en ponernos otra vez el cuerpo malo, cuando por fin nos las prometíamos felices de cara al verano. Porque he de reconocer que a estas alturas mi criterio a la hora de valorar el calibre de este tipo de ‘peligros’ ha perdido fuelle y autoestima. 

De hecho he de confesar que fui de las que se tomó la covid a la ligera y no precisamente por falta de información, sino todo lo contrario. Por culpa de otro virus, el de la gripe A. ¿Se acuerdan de aquello? Fue una pandemia que tuvo lugar en 2009 y 2010 y afectó a más de 200 países. 

Yo me convertí en ‘experta a la fuerza’ en la materia, porque tuve que escribir un monográfico sobre el tema. Y para mi indignación, aquello, que nos vendieron como un ‘Armagedón’, quedó en agua de borrajas, después del terror y los millones invertidos en protocolos de actuación y en vacunas para combatir la enfermedad. Por eso, allá por enero de 2020, cuando los medios empezaron a hablar del coronavirus en China, yo no dudé ni por un segundo de que se trataba de otra excusa estupenda para que las farmacéuticas volvieran a hacer caja a costa de la histeria colectiva. Aunque vaya si me equivoqué. 

Pero no en lo de hacer caja, que ahí están los números. Como a los vecinos de Pedro en el cuento, esta vez el impacto y las consecuencias de SARS-CoV-2, me pillaron totalmente desprevenida. Y la muerte y la enfermedad hicieron mella en la conciencia y la retina. Y quizás por eso ahora, estoy un poco más alerta, por si esta vez fuera verdad de nuevo eso de «que viene el lobo», aunque en este caso sea el ‘mono’.

El 7 de mayo se detectó en Reino Unido el primer caso de este tipo de viruela, endémica en África occidental y central desde hace al menos 40 años. En cuestión de días, los positivos y los países afectados empezaron a multiplicarse. Los últimos datos apuntan a que España lidera el ranking de los afectados en Europa, junto con Inglaterra y Portugal. Pero a ellos se suman más de otra docena de naciones en el viejo continente, y según va pasando el tiempo, se siguen notificando casos en otros lugares del mundo como Canadá, Australia, Estados Unidos, Israel, Emiratos Árabes Unidos y Argentina. 

Dado que el mundo todavía está superando los estragos de la mayor pandemia del siglo, los engranajes de la maquinaria encargada de lidiar con este tipo de problemas, están bien engrasados y no hemos tardado ni un mes en despejar ‘incógnitas’ importantes: como la causa, el foco y la ‘población de riesgo’. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) trabaja sobre la hipótesis de que el brote actual de la ‘viruela del mono’, el mayor conocido fuera del continente africano, ha sido impulsado por el contacto sexual sin protección. Aunque reconoce que hay otras formas de contagio por otros fluidos corporales (mucosas y heridas principalmente).

Las investigaciones pertinentes colocan a España en el ojo del huracán, con dos focos, uno en Madrid, en la sauna ‘Paraíso’ y otro en Gran Canaria, durante la celebración del ‘Gay Pride’, del 5 al 15 de mayo. Y así lo recogen los medios nacionales e internacionales, que sin complejos, han apuntado a la comunidad homosexual como principal responsable de la expansión del virus, como sucediera en su momento con el VIH,

Y mientras a todos se nos vuelve a poner el ‘pescuezo en un hilo’, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anuncia la compra coordinada por la Unión Europea, para todos los estados miembros, de vacunas y antivirales. Y una no puede evitar cierto ‘deja vù’ y empezar a pensar que a lo peor estamos cayendo en un círculo vicioso de enfermedades y ‘antídotos’ del que siempre sacan tajada los mismos. O no, y es verdad que, otra vez, viene el lobo.

*Periodista

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