Opinión | Tribuna abierta

Perspectiva sobre la creación de riqueza en Extremadura

Actualmente prima más el captar la subvención que la búsqueda de la innovación

Perspectiva sobre la creación  de riqueza en Extremadura.

Perspectiva sobre la creación de riqueza en Extremadura. / El Periódico

El PIB per cápita es un indicador que mide el nivel de riqueza y que, a su vez, depende del crecimiento económico. El PIB pc regional pasó de 11.592 euros en 2002 a 18.301 euros en 2020 (en euros corrientes), un aumento medio anual de 2,6%, la misma tasa de crecimiento del PIB regional. Para 2022, Funcas prevé un crecimiento del PIB del 3,3% y del 4,2% para el PIB pc, es decir, aparentemente hay una proporcionalidad directa entre ambas magnitudes.

El crecimiento regional en ese período redujo el gap del PIB pc con respecto a la media nacional, pasando del 36% en 2002 al 23% en 2020, pero sigue estando por debajo de la medianacional que, en 2020 era de 23.693 euros. Una de las causas es la baja productividad de la economía regional. Según el informe socioeconómico de la Junta de Extremadura (2022), en 2020 la productividad bajó un 3,3% interanual, por una caída de la actividad (5,9%) mayor que la del empleo (2,7%). Una muestra de esta baja productividad la vemos en el número de solicitudes de patentes presentadas. Según la OEPM, de las 1.289 solicitudes presentadas en 2021, solo 20 eran en Extremadura, por debajo de la media nacional (32), que denota el bajo esfuerzo innovador en la Región y la baja productividad de las empresas, con lo que se limita el crecimiento potencial de la economía regional. 

La baja productividad podría deberse al bajo impacto en nuestra economía de los fondos Next Generación EU y de la prórroga de la cláusula de escape del PEC, hasta 2023, así como el aumento de los costes industriales debido a dos factores. Uno, la escasez de suministros, la falta de semiconductores está afectando a empresas de automoción en la Región y, dos, al aumento del coste de materias primas y de la energía que, han provocado el aumento del índice de precios de la industria (IPRI) desde enero de 2021 hasta alcanzar en agosto un 34%. Este incremento de costes reduce los márgenes empresariales y, por consiguiente, la inversión, a la vez que presiona al IPC ya en el 11,5% en agosto, reduciendo los ingresos reales del consumidor y el consumo, como muestra la caída de las ventas del comercio minorista desde enero.

Esta situación se agravaría por unas expectativas de inflación elevadas que conllevaría un aumento de los tipos de interés por el BCE y, en definitiva, de nuevo un aumento de los costes de las empresas, esta vez en el plano financiero. Por este motivo, el gobierno central y los autonómicos pueden ver en los presupuestos expansivos una vía de compensar la menor inversión y consumo para relanzar la economía, pero que llevaría asociado el aumento de emisión de deuda y, de nuevo, se estaría presionando al alza el interés a los que se financian las empresas por el efecto expulsión o crowding out.

La baja productividad podría deberse al bajo impacto en nuestra economía de los fondos Next Generación EU

Los economistas clásicos recomendarían aumentar la productividad en el medio y largo plazo mediante el aumento de la acumulación de capital, de la inversión en educación e I+D (en caída desde la crisis de 2008 en la Región hasta llegar al 1,28% del gasto en 2021 y por debajo de la media española del 2,53%) y en la mejora de las infraestructuras. Pero el aumento de la productividad en la Región a corto plazo se debe buscar en dos ámbitos. Primero, en la transformación digital de las empresas, como medio de aumentar la eficiencia empresarial y el crecimiento potencial de la economía regional. La Comisión Europea en su informe de 2020 señalaba la importancia de la contribución al crecimiento en la economía española de la inversión en software y BBDD, al incrementar la productividad del trabajo. En este sentido, la Región debe aprovechar el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno Central que trata este tipo de inversiones. 

Y segundo, la creación de «ecosistemas innovadores», unos entornos colaborativos entre empresas, Universidad y gobierno regional, pero con un mecanismo eficaz de transferencia del conocimiento, desde la UEX y de los centros de investigación, a las empresas para su comercialización, que evite las situaciones que se dan actualmente donde prima más el captar la subvención, sin aplicación directa al mercado, que la búsqueda de la innovación.

*Experto en economía

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