Encerado y clarión

Noé y el profesorado en España

Un estudio de la Fundación SM destaca que la ilusión por dar clase, ha pasado del 32% en 2007 al 24% en 2023

Saturnino Acosta

Saturnino Acosta

La mayoría de los titulares de un estudio realizado por la fundación SM publicado ayer, sentencia que los docentes que dan clase con distancia e indiferencia han pasado del 2% en 2007 al 38% en 2023. Según otro titular, el mismo estudio destaca que la ilusión por dar clase, ha pasado del 32% en 2007 al 24% en 2023. 

En todo caso, para aquellos responsables de titulares, háganme el favor de leer antes el estudio, y si no lo tienen, al menos el resumen, que a mí me ha costado un minuto encontrarlo, principalmente porque una mala información desacredita la profesionalidad, vocación y dedicación de decenas de miles de docentes que dedican más del 35% de su jornada laboral, el 100% de su implicación emocional y el 200% de su compromiso para con su alumnado, por no decir sus propios recursos materiales, digitales e incluso aportando su parque móvil.

Vamos a ver, el estudio dice que dos de cada cinco docentes viven su trabajo con cierto distanciamiento e indiferencia, no dice que den clase con distanciamiento e indiferencia, y en todo caso, es en referencia a la posibilidad de dejar la docencia, no a cómo dan sus clases. 

Les aseguro que quien entra en un aula con veinticinco alumnos, o diez, no puede ni distanciarse ni ser indiferente, sencillamente porque la interactuación no lo permite, sencillamente porque la implicación emocional es inevitable, sencillamente porque lo que tenemos enfrente no son papeles y la responsabilidad les aseguro que pesa, y mucho, sencillamente porque quien elige ser docente sin implicarse y sin dedicarse, suele dejar la docencia en breve. No todo el mundo sirve para esto.

Aun así, si seguimos escrudiñando el estudio, convendrán que en las cifras algo no cuadra, no las cifras, los resultados, y si seguimos leyendo, a buen seguro entenderán los resultados pero por otras cifras, las que no han salido en los medios pero se incluyen en el estudio. El mismo, entre varias píldoras señala que el 33% ha experimentado apatía, el 37% ha experimentado agotamiento y el 39% ansiedad y depresión y que la ilusión por dar clase ha descendido del 32% en 2007 al 24% en 2023. Casi el 40% han sufrido problemas psicológicos importantes, como ansiedad o depresión. El 37% reconoce estar agotado física y mentalmente entre otros por los cambios legislativos, la realidad del aula y las exigencias actuales con su capacitación, la ausencia de carrera profesional docente, la indefinición de sus obligaciones como docentes que parecen no tener límites, el incremento de la burocracia, las cada vez más exigencias que cuestionan su labor académica o la atención dentro del aula a la atención a la diversidad sin preparación ni formación ni apoyos específicos y singulares.

Motivos por los que sienten así, muchos y variados, intimidación de familias, obligación de atender y adaptar sus clases a un alumnado para el que no están preparados, injerencias en las evaluaciones, amenazas, responsabilidades que asumen tanto emocionales, psíquicas incluso médicas de su alumnado y un largo etcétera. Todo ello quejándose del poco reconocimiento socio laboral, salarial, incluso propio frente a la administración.

Oiga, lean el estudio, aunque hayan sido seiscientos docentes, pero por favor, el titular debiera ser que entre todos nos estamos cargando la docencia y a los docentes, no que los docentes se distancian o ven indiferentes sus clases, que no es cierto, pero donde solo cabe hacerse eco, políticos y administraciones, que sois los únicos que podéis salvar a un gremio que de seguir por este camino estáis llevando a la extinción. Y créanme de esto entiendo un poquito, o lo que es lo mismo, a Noé le vas a hablar de agua. 

* Presidente de ANPE Cáceres

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