la curiosa impertinente

Desiertos de metal

Placas solares.

Placas solares. / EL PERIÓDICO

Carmen Martínez-Fortún

Carmen Martínez-Fortún

Es innegable que, pese a que a veces llueve y hace frío y el campo se viste de verde y corren los regatos y se llevan los puentes, no llueve como antes. La sequía es una realidad. Una no es científica ni hace mediciones de cómo se deshielan los glaciares, ni falta que hace. Desde hace años, los veranos son cada vez más tórridos, los inviernos más benignos con breves episodios de frío intensísimo y tormentas a las que se les pone nombre como si así fueran más controlables. Hay negacionistas que dicen que todo esto es normal y fluctuante y cíclico y que nos estamos tragando el timo climático dentro de la agenda veinte treinta, una forma como otra cualquiera de adoctrinar a la población y hacernos comulgar con lo políticamente correcto, para convertirnos en borregos.

No puedo admitir en modo alguno que sea más ecológico ni verde el hierro que la encina

Una no es negacionista. Al menos no del cambio climático, mas, como le falta formación e información en realidad no sabe en qué medida está en la mano del ser humano revertir esta situación pues sabe que en el pasado hubo glaciaciones y un período de frío extrema durante la Edad Media. Le parece fenomenal reciclar, reutilizar, aprovechar y sobre todo no desperdiciar, pues creció en un hogar donde no se tiraba nada. Sin embargo, discrepa de algunas soluciones que nos han impuesto y que, no solo ve disparatadas sino atentatorias contra aquello que se pretende salvar. Sobre todo repudia que se llame energía verde a las denominadas renovables, cuando su coste conlleva destrozar el campo, convertir extensiones enormes y bellísimas de lo que en un pasado feliz fueron pastos fértiles por un mar de placas solares horrendas contra las que, como harían con el mar, se estrellan los pájaros igual que la paloma aquella que se equivocaba tanto. 

¿Es que esa tierra sobre la que se clavan toneladas de hierro no sufre? ¿No se convierte un paisaje hermosísimo en un desierto de metal? ¿No hay en España terrenos baldíos en otros lugares donde sería más apropiado sustituir un desierto por otro? No puedo admitir en modo alguno que sea más ecológico ni verde el hierro que la encina. Lo diga quien lo diga.

* Profesora