Desde el norte

Sin móviles hasta los 16

Si a un niño le damos el aparatito mágico, ya le estamos generando la necesidad de volver a utilizarlo

Raquel Rodríguez Muñoz

Raquel Rodríguez Muñoz

Se nos ha ido de las manos. Es lo que deben de pensar los padres y madres que, cada vez en mayor número, se están sumando a la iniciativa de no comprar un móvil a sus hijos hasta que tengan 16 años. Seguramente no sean los únicos, pero sí los que han saltado a la luz pública a través de los medios de comunicación, encendiendo así una mecha para muchos otros que quizás lo habían pensado, pero no se habían atrevido o no habían encontrado el respaldo necesario en su entorno.

Estos padres afrontan el salto de sus hijos al instituto, hoy día con 11, 12 años, con el temor de verse en la obligación de dar el móvil a sus hijos, solo para que no les excluyan en unas clases en las que el 95% de los niños ya tiene móvil y lo usa, casi o sin casi, con total libertad.

Lo cierto es que, paradójicamente, han sido los propios padres los culpables de esta situación. Muchos poniendo de moda el regalo del móvil coincidiendo con la comunión, pero ya mucho antes, dejándoles el aparato cuando el niño o la niña necesitaban entretenimiento.

Cada uno educa como puede, pero está claro que, si a un niño le damos el aparatito mágico, ya le estamos generando la necesidad de volver a utilizarlo y así hasta llegar al instituto.

Se han salvado los padres de aquellos grupos de amigos con la conciencia común de retrasar al máximo los móviles. Son los menos y los docentes lo saben. Por eso muchos diseñan juegos o actividades en el aula en las que el móvil es necesario. Si no se tiene, se comparte con el compañero. No hay problema, esto se da en contadas ocasiones.

Actualmente, en los centros educativos hay restricciones, pero no una política única. Ninguno permite que se use en clase sin permiso, pero otros sí dejan que los estudiantes lo utilicen en el recreo. En general, no pueden prohibirlo, solo recomendar que no se lleve.

Ahora, varias profesoras han llevado al Congreso firmas para pedir que directamente se prohíba en menores de 16. Cuanto menos tiempo delante de pantallas, menos necesidad y menos problemas. Pero ojo, para los nativos digitales esto ya llega tarde. La adicción, más o menos intensa, está ahí y dar marcha atrás será difícil.

Como siempre, la educación empieza en las casas, así que bravo por esos padres y madres valientes. Ojalá se unan muchos más y sean mayoría los niños que no tienen móvil. No lo saben, pero no lo necesitan. 

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