Es decir

Gaza no es Hamás porque Hamás no es Gaza

Conflicto Israel-Palestina.

Conflicto Israel-Palestina. / EL PERIÓDICO

Daniel Salgado

Daniel Salgado

Algún motivo habrá para llamar «milicia» a los terroristas de Hamás. ¿Tal vez porque Israel les ha declarado la guerra, convirtiéndolos en ejército no regular, en grupo militar, en civiles que se arman contra el enemigo, exactamente en eso, una milicia? En realidad, se trata de blanquear a una organización terrorista bien conocida, a la que la Unión Europea no solo condenó «con la máxima firmeza por los atentados terroristas brutales e indiscriminados que ha cometido en distintos lugares de Israel» (declaración del 15 de octubre), sino que la ha excluido «de un futuro proceso de paz», para sorpresa de quienes todavía se preguntan si en algún proceso de paz se ha excluido alguna vez a alguno de los países en conflicto. 

Hamás no es un país, Hamás no esPalestina y, no siéndolo, no puede ser Gaza (aunque pretende serlo). 

Hamás no es un país, Hamás no es Palestina y, no siéndolo, no puede ser Gaza (aunque pretende serlo)

El motivo que convierte en milicia a Hamás es el mismo que acusa a Israel de «asesinar a inocentes», una acusación donde solo es verdad lo último, «inocentes», pues decir que en una guerra se asesina es una sandez macabra, a diferencia del terrorismo de Hamás, sin embargo, que el 7 de octubre sí asesinó, y sabiendo a quiénes y por qué (a quienes y por qué son lo mismo: israelíes). La guerra declarada por Israel a Hamás está matando a inocentes, sin duda, pero conviene no confundir entre la muerte deliberada de inocentes y el efecto colateral de la muerte de inocentes, confusión con la que se elabora intencionadamente la acusación de «asesinar a inocentes», negándose a admitir (quienes elaboran la acusación) que los inocentes son el escudo humano de Hamás, incluso en un sentido técnico, mecánico, ese «escudo humano», si es cierto que los terroristas se refugian debajo de los hospitales, las mezquitas, los zocos. 

Hay que repetir lo dicho ya aquí días otras veces. Primero, que «genocidio» no es palabra demasiado grande para calificar la matanza que Israel está cometiendo en la Franja de Gaza. Segundo, que Hamás tenía en su cálculo los gazatíes que morirían en la respuesta de Israel, no su número, sino su sacrificio, su martirio, por decirlo con su atroz lenguaje, así como también la reacción de solidaridad internacional que provocaría la represalia de Israel, permitiendo para ello el acceso de los medios de comunicación (gráficos, sobre todo, medios gráficos). Y, por último, que Israel conocía el ataque (no podía no conocerlo, teniendo el Shabak y el Mosad), y así lo ha confirmado ahora el New York Times: que lo conocía desde hacía más de un año, solo que subestimó la capacidad de los terroristas (¿subestimó 1.200 muertes?).

Así que llamar «milicia» a los terroristas de Hamás y acusar a Israel de «asesinar inocentes» es propio de quienes creen que reconocer el derecho de Israel a defenderse significa condenar a Gaza y que condenar a Hamás significa reconocer el derecho de Israel a defenderse, entrando así en un bucle donde Gaza es Hamás y, uno y lo mismo, Hamás es Gaza. (Es lo que tienen las consignas)».