Blanco sobre negro

Puente de unión

Puente de unión

Puente de unión / EL PERIÓDICO

Nació como la hierba que crece tras la tormenta. Fue en 1978, momento en el que España estaba retenida y tensa pidiendo cambio y más libertad con gritos silenciosos. 

No éramos muy conscientes de la prosperidad que vendría tras su proclamación. Un acuerdo y consenso entre, los ahora, varones históricos del país que en pocas ocasiones hemos visto y, mucho me temo, que tardaremos en ver. 

"Ahora el ansia y el ego de alguien que, tarde o temprano, desaparecerá de la vida política quiere destruir todo ello

Justicia, libertad, seguridad e igualdad son algunos valores que nuestra Carta Magna siempre ha defendido. Independientemente del monarca que reinase o de los presidentes que habitasen en la Moncloa, siempre se ha respetado y mejorado en pro de la nación.

España es tan diversa como sus gentes quienes han aportado prosperidad a la unión territorial, unas más que otras dependiendo de las posibilidades por el trato económico recibido de las arcas del Estado. Con sus más y sus menos, siempre se ha remado en pro de la justicia, la libertad, la seguridad y la igualdad. 

Puentes entre los españoles que tantos años, incluso los más difíciles, nos han ayudado a la verdadera convivencia. Sobre momentos difíciles los primeros que a todos se nos pueden venir a la cabeza son el golpe de Estado del general Tejero, la lucha armada de la banda terrorista ETA o las desgracias que ha tenido que vivir nuestro país de la mano de la naturaleza. Siempre hemos estado los españoles para los españoles y, por supuesto, nuestras instituciones y nuestros poderes, claramente diferenciados, velando por el bienestar del ciudadano a la vez que condenando a quienes rompían o pretendían romper la justicia, la libertad, la seguridad y la igualdad. 

Años más tarde de aquel hito histórico en nuestro país y tras varios cambios que buscaban favorecer y renovarse con los nuevos tiempos, ahora nos encontramos que nada de eso existe, todo lo han roto. Es más, estamos en un escenario nacional y democrático tan catastrófico donde se le intenta hacer creer al ciudadano que las aportaciones esenciales de nuestra Constitución no valen para nada y que es reversible según quién la vaya a utilizar. 

Ahora ya no hay puentes que unen los territorios y sus ciudadanos, ahora quieren levantar muros que separan a los madrileños, los manchegos, los leoneses o los extremeños de los catalanes o los vascos. 

Aquí tenemos a las personas más preparadas para salvaguardar nuestra democracia y nuestra historia sin necesidad de intermediarios. Nadie ni de otro país, ni quien se quiere ir de España puede trazar las líneas del futuro democrático del pueblo español. 

Estamos tanto en fechas como en un momento político donde hay que recordarlo y alzar la voz para que no nos quiten lo que siempre ha sido nuestro, que es nuestro país.

Todos al pensar en España recordamos la amabilidad de su gente, su lucha, esfuerzo y trabajo por crecer. 

Ahora el ansia y el ego de alguien que, tarde o temprano, desaparecerá de la vida política quiere destruir todo ello. Él, quien no puede mirar a la cara a los españoles y se esconde en pabellones, se irá pero los españoles vamos a tardar más de cuatro años en volver a construir lo que siempre hemos conocido. 

Esa prosperidad y nuestro futuro siempre será defendida por un verdadero partido de Estado como el Partido Popular, donde tenemos claro que debemos tener el Estado de bienestar que siempre ha custodiado la Constitución.

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