Opinión | Es decir

Genocidio era (es) el argumento

A diferencia de los miembros de Sumar, la parte socialista del Gobierno ha evitado en todo momento el término en la guerra de Israel en Palestina

Protestas contra la invasión de Gaza.

Protestas contra la invasión de Gaza.

La ministra de Defensa ha sido la última del Gobierno en pedir el reconocimiento de un Estado palestino. Pero lo ha hecho con un argumento y, lo más extraordinario, saliéndose del guion establecido, lo cual supone una novedad. En realidad, dos. La novedad principal es que la ministra Margarita Robles ha desoído el dictado gubernamental, el cual consiste en que una consigna dada sobre cualquier cuestión o asunto (por lo general, porque interesa su difusión o porque hay que tapar algo que no interesa en absoluto) la repiten todos los ministros casi textual, palabra por palabra, sin improvisar o al menos personalizar lo que deben decir. Y en esta ocasión era (es) el derecho de Palestina a ser reconocido como Estado, aunque sin explicar por qué ni aportar más argumento que el número de países que ya lo reconocen como tal, a los que desde hoy se suma España. Inútil, completamente inútil, preguntar por qué, o por qué ahora y no antes del 7 de octubre, por ejemplo, o por qué ahora y no después de las elecciones europeas, o después del verano, ya puestos. Se habla o se ha hablado estos días del derecho a un Estado palestino como se podía hablar de la importancia de llamarse Ernesto, porque sí.

Indisciplinadamente, la ministra Robles al menos ha descrito, aunque no haya explicado (ha repetido, más bien, cuidándose): «España es siempre muy solidaria de lo que pasa en el mundo. No nos podemos olvidar de que en Ucrania está muriendo gente, ni prescindir de lo que está pasando en Gaza, que es un auténtico genocidio», dijo el viernes. ‘Genocidio’ es la palabra. ‘Genocidio’ es el argumento de la ministra. Cierto que ha considerado el genocidio después de que la Corte Internacional de Justicia pidiera el lunes el arresto de Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, precisamente por «crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos en el territorio de la Franja de Gaza», según el fiscal jefe del tribunal, Karim Khan. Pero, después de atreverse con el argumento (el genocidio), la petición de que Palestina se reconozca como Estado era lo menos comprometido para la ministra, si bien hubo de justificarla para que Israel no cargara más contra el Gobierno español (como ha hecho, de hecho, con ese bobo vídeo de agradecimiento en nombre de Hamás), así que añadió: «El reconocimiento del Estado palestino es una apuesta por la paz, una apuesta por la convivencia de dos Estados. Esto no va contra Israel, esto no va contra los israelíes, que son personas que respetamos. Esto es una apuesta por que cese la violencia».

A diferencia de los miembros de Sumar, la parte socialista del Gobierno ha evitado en todo momento el término ‘genocidio’, ciñéndose al guion de «reconocer el Estado palestino», en una especie de chunda-chunda que se diría que contagió a los universitarios, aunque seguramente haya sido al contrario y el Gobierno ha sabido aprovechar el tirón propalestino de los universitarios, que irán a votar con kufiya y pantalones saruel

La segunda novedad es la coincidencia de la ministra con la parte no socialista del Gobierno. A diferencia de los miembros de Sumar, la parte socialista del Gobierno ha evitado en todo momento el término ‘genocidio’, ciñéndose al guion de «reconocer el Estado palestino», en una especie de chunda-chunda que se diría que contagió a los universitarios, aunque seguramente haya sido al contrario y el Gobierno ha sabido aprovechar el tirón propalestino de los universitarios, que irán a votar con kufiya y pantalones saruel. Y el primero en predicar con el ejemplo ha sido Pedro Sánchez, naturalmente, entrevistado por una televisión amiga y un periodista amigo, pero al que, ni aun así, fue posible arrancarle la palabra ‘genocidio’ (solo «respuesta inhumana») aunque el entrevistador se la pusiera en la boca: «¿Calificaría de genocidio lo que está pasando en Gaza?», le preguntó. «Yo tengo mi particular visión», respondió. «¿Coincide con esa palabra?», insistió el periodista. «A ver… Yo tengo mis serias dudas…», y así podrían estar todavía, desde el 16 de mayo. Por el contrario, en Sumar, la palabra ‘genocidio’ la han ensalivado bien, tanto para tragar el horror como para escupírsela a Israel, país al que la vicepresidenta Yolanda Díaz borró de Oriente sin querer o por querer hacer una metáfora con la consigna sobre el Estado palestino, saliéndose también del guion: «Palestina será libre desde el río hasta el mar» . n

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