En casa «siempre estaba bailando, escuchaba música y bailaba». Su tía es bailarina y su madre no dudó en apuntarle a ballet con solo cinco años. «Pensé que era lo más completo y luego, teniendo la base de clásico, él podría elegir», cuenta Rosa Pérez. Y Guillermo Calle Pérez eligió continuar con el ballet, a pesar de ser el único varón de su clase. Hoy, con 14 años, despunta y su profesora, Nieves Martínez, no duda de que tendrá un «gran futuro».

El presente no puede ser mejor. Ha superado todos los cursos de la Escuela Internacional de Danza Nieves Martínez (registrada en Royal Academy of Dance de Londres) con distinciones y acaba de ser elegido finalista en los premios Duende, al que optaban «los mejores bailarines de 600 escuelas de España, Italia y Portugal», subraya Martínez.

Además, en junio, estará en la final nacional del concurso Vive tu sueño, donde hará un solo.

Porque tiene «cualidades técnicas y físicas y unas ganas impresionantes de darlo todo, en cualquier cosa que le digas que intente». Además, Martínez subraya su «energía, ilusión, fuerza de salto y de entrega hacia el público. Baila genial y es fantástico haciendo muchos giros».

¿Talento? El propio Guillermo afirma: «El talento no lo es todo, ya que, si tienes por ejemplo un don innato para bailar, pero no lo explotas como deberías, trabajando muy duro y ensayando, una persona que no tenga ese talento pero que trabaje más duro que tú, va a acabar superándote».

Él tiene ambas cosas, ya que, según su madre, además de las clases, «en casa mira vídeos por internet y sigue aprendiendo, tiene mucha motivación». Todo a la vez que es «muy buen estudiante».

Además, su familia y amigos «siempre me han apoyado en todo» y, sobre su futuro, señala: «Ahora mismo, no sé en qué quiero trabajar cuando sea mayor, o si me quiero dedicar a la danza como una profesión, pero no lo descarto». Lo que sí sabe es que seguirá bailando porque en lo «estricta y disciplinada» que es la danza ha encontrado una conexión con su personalidad «exigente y perfeccionista».