Un calvario que dura ya entre cuatro y cinco años. Es lo que dicen estar viviendo los vecinos del bloque 30 de la calle Talavera de Plasencia, debido a la actividad de una discoteca. Por un lado, por los ruidos y vibraciones que «se filtran» a las viviendas y, por otro, por el escándalo que montan sus clientes en la calle cuando salen. Ya han recogido firmas y han enviado escritos al ayuntamiento, pero «nos dicen que están dentro de la legalidad».

El motivo es que se han hecho ya dos mediciones y no han superado los máximos, pero los residentes señalan que «se han hecho en un segundo piso, no en el primero. Lo de las mediciones es relativo porque a lo mejor ese día tenían la música más baja».

Por eso, anuncian que van a solicitar una tercera medición porque lo que sienten de jueves a domingo cuando se van a dormir es «unas vibraciones horrorosas, que nos tienen en un estado de nervios brutal. Yo tengo tapones, pero el ruido es tan molesto que da igual el tapón que te compres».

Otros recurren a pastillas para dormir, a la doble ventana o, directamente, a dormir fuera. «Solamente pernoctamos cuatro familias» en un bloque que tiene cuatro plantas y unos once pisos.

Pero no todos están ocupados ya porque «se han ido tres, una pareja que estaba de alquiler, una propietaria, que ha alquilado un piso en San Miguel y otros señores que también estaban de alquiler y se han comprado un piso».

Afirman que la situación afecta también al hotel Alfonso VIII, que ha tenido que anular las habitaciones más próximas a la discoteca por quejas de sus clientes. «Hay quejas de todo el mundo, el director también firmó en la recogida de firmas que hicimos».

«La policía me ha dicho que cuatro agentes no pueden entrar en la discoteca, no se atreven, y el 112, que vaya al juzgado por la vía Penal, como en La Madrila». Porque a los ruidos del interior se suma que «cuando salen de la discoteca lo hacen gritando, cantando, una locura, insoportable».