Nos levantamos cada día con heladas en el campo y restos de hielo en los coches por las bajas temperaturas de la noche, un frío que también sienten quienes duermen en las calles. En Plasencia, son en torno a una decena de personas, según los cálculos de la trabajadora social del comedor de Cáritas, Yéssica de Arriba, que subraya: «cuando viene el frío, nadie quiere estar en la calle, todos quieren recogerse por las noches».

Pero no es fácil lograrlo porque, como ejemplo, el centro de acogida temporal de Cáritas, el principal recurso para quienes viven en la calle, cuenta actualmente con una lista de espera de 13 personas y la última a la que se ha llamado había solicitado la entrada el 27 de diciembre.

No llega a un mes y lo destaca su responsable, Consuelo Izquierdo porque recuerda que en la época de «los confinamientos más estrictos, tenían que esperar más para entrar».

Muchos de los que están en la calle acuden cada día al comedor social, son una media de 16 a 18 personas, según de Arriba, que explica que «hay gente que duerme en la calle y que no acude al comedor porque se buscan la vida, como dicen ellos, o les dan dinero o les compran un bocadillo».

"Llevamos meses atendiendo a los mismos"

Destaca que son la mayoría hombres y su situación está cronificada, es decir, que son prácticamente los mismos. «El perfil es variopinto, pero no hay una multitud de personas nuevas, llevamos meses atendiendo a las mismas personas porque al final, no se mueven, ya que no saben cómo van a estar si se trasladan a otra ciudad».

De Arriba afirma que algunos «se acostumbran» a vivir en la calle, mientras Izquierdo apunta que «hay un porcentaje que prefiere la vida fuera, sin normas», aunque hay otros que no logran entrar en ningún centro.

Dos antígenos negativos para entrar en el CAT

Aunque tiene lista de espera para poder acceder, el Centro de Acogida Temporal de Cáritas no está lleno. De sus 20 plazas, este jueves estaban ocupadas 17 pero, a pesar de que las entradas y salidas se están dando con más fluidez, hay que seguir un protocolo covid.

La responsable del CAT, Consuelo Izquierdo, explica que, debido a las dificultades para realizar PCR a quien llega para una acogida, han optado por hacer dos test de antígenos, de forma que deben pasar entre tres y cuatro días en una habitación de aislamiento. En ese tiempo, no pueden entrar usuarios nuevos. «El último ha llegado el lunes por la tarde, se ha hecho un test el martes, que dio negativo y este jueves debe hacerse otro. Si da negativo, puede acceder y la habitación queda libre». Se piden dos test negativos porque el primero puede fallar o que el covid no haya dado la cara.