Tienen posiciones ideológicas diferentes, pero dos cosas en común, María Antonia Rivera y Flor Prieto entendieron y entienden la política como un «servicio al ciudadano», alejado de intereses personales y ambas fueron las primeras en ocupar puestos políticos que nunca antes habían ostentado mujeres. Ellas, una en el Ayuntamiento de Plasencia y otra en el Congreso, abrieron el camino a otras. Por eso, ambas van a recibir reconocimientos del ayuntamiento.  

Fue en el año 1979 cuando Rivera llegó al ayuntamiento con UCD. La única mujer de 21 concejales, la única en un gobierno con otros 10 hombres. Ni ella, ni Prieto, pidieron estar en una lista. En su caso, se lo ofreció su amigo José Luis Mariño, que la puso en el número 9 para sorpresa de Rivera y así llegó a la Concejalía de Cultura y Festejos.

Rivera afirma que nunca ha notado que la despreciaran por ser mujer, «siempre me respetaron», señala, pero sí tuvo que romper barreras. Por ejemplo, ella pidió estar en el burladero de la plaza de toros, ya que se encargaba de la gestión de los festejos taurinos. «Me dijeron que no, pero hablé con el comisario y fui la primera mujer en acceder al burladero».

Subraya que entre todos los concejales, gobierno y oposición, había un «respeto mutuo. Si alguno iba a hacer una broma de mal gusto, si veía en mi cara que no la admitía, se callaba, me hice respetar».

"La mujer y el hombre tienen que estar unidos para defender los derechos de todos"

María Antonia Rivera - Primera mujer concejala en el Ayuntamiento de Plasencia

Como concejala de Cultura y Festejos, recuerda que el ayuntamiento comenzó a organizar actividades culturales, como conferencias o exposiciones, al igual que grandes conciertos en feria. 

También fue idea suya el cambio del nombre de Martes Turístico a Martes Mayor, «para darle un prestigio» y se crearon aulas de Cultura que fueron la incipiente universidad popular.

María Antonia no ve grandes diferencias entre la vida de los hombres y mujeres de entonces y la de ahora, aunque sí destaca que ella abrió el camino para que a las mujeres «no les diera miedo entrar al servicio de una ciudad» y sí ha visto un cambio en la forma de hacer política. «Veo que algunas mujeres dentro de la política de España se dejan llevar por emociones personales sin tener en cuenta a todas las mujeres, sobre todo a quienes no tienen solucionadas sus vidas».

Califica sus años en política como «una experiencia extraordinaria» y ve posible un Gobierno estatal presidido por una mujer «con suficiente capacidad mental, abierta, sin dejarse llevar por emociones ni partidismos y que luche por los intereses de los niños, los jóvenes y de la mujer en particular sin eslóganes». 

Rivera hace hincapié en que es defensora de los derechos de las mujeres desde niña: «Mi madre me dijo que el mundo siempre sería de los hombres, pero que las mujeres debíamos ser independientes siempre». Además, tiene muy claro que «la mujer y el hombre tienen que estar unidos para defender los derechos de todos».

Prieto, en el PSOE y UGT

En eso coincide con Flor Prieto, que subraya que la lucha por la igualdad es «una lucha de hombres y mujeres, no solo de las mujeres. El feminismo es ser iguales, no unos más que otros, pero, como decíamos en UGT, la igualdad tiene que ser real, en el día a día y queda mucho por hacer».

Ella empezó en el socialismo y UGT muy joven, cuando estudiaba Magisterio. Recuerda como fecha clave el primero de mayo de 1979 y su esfuerzo para que no desaparecieran las becas universitarias.

Flor Prieto, primer mujer diputada en el Congreso por la provincia de Cáceres. EL PERIÓDICO

Compaginó los estudios con la política, que ejercía de forma altruista, como militante de bases. «Iba al partido todos los días y me fui creando un espacio. Yo no pedí estar en las listas, me eligieron» y así, en 1986 llegó a ser la primera mujer de la provincia de Cáceres en ocupar un escaño en el Congreso, junto a otros dos hombres.

Flor recuerda su participación en movilizaciones contra las nucleares, contra la OTAN, por el feminismo y el ecologismo y cómo, por ser mujer, «había que demostrar dos veces lo que podías valer». Aún así, no sintió rechazo y está orgullosa de haber participado en la aprobación de la ampliación del permiso de maternidad a 16 semanas y en la implantación de nuevas medidas por la igualdad de trato a la mujer en el trabajo. "Aprendí muchísimas cosas y reforcé valores".

"Había que demostrar dos veces lo que podías valer, hacerte oír"

Flor Prieto - Primera mujer diputada en el Congreso por la provincia de Cáceres

Participó en las comisiones de Presupuestos y de Agricultura, Pesca y Ganadería y destaca que no había muchas mujeres en los órganos de dirección política. «No se echaban para adelante para participar y, si lo hacías, tenías que hacer oír. Los cargos importantes siempre recaían en los hombres».

En su opinión, en los años 90, la política de trabajo «por una sociedad mejor» dio paso a otra de «lucha por ocupar un puesto. La política es un bien necesario, para trabajar por el ciudadano, pero hay algunos políticos que la denigran».

No obstante, aplaude que ha habido «un avance», en el lenguaje, los estereotipos y en la participación de la mujer en política, hasta lograr la paridad con Rodríguez Zapatero, pero «falta mucho» y apunta a la educación como factor de cambio.

Prieto también ve a una mujer en el Gobierno pronto: «Ya estamos tardando» porque «hay mujeres que valen eso y más».

Flor Prieto, en la segunda fila, rodeada de hombres en 1981. EL PERIÓDICO