Internas de 35 a 50 años dan su testimonio

Escucha, abrazos, libertad y compañerismo, en la comunidad para mujeres con adicciones de Plasencia

Las usuarias lo tienen claro: "es la mejor decisión que he tomado en la vida"

Mujeres de la comunidad terapéutica Charo Cordero de Plasencia, con la directora.

Mujeres de la comunidad terapéutica Charo Cordero de Plasencia, con la directora. / TONI GUDIEL

Raquel Rodríguez Muñoz

Raquel Rodríguez Muñoz

María Luisa tiene 50 años y es la matriarca de la comunidad terapéutica Charo Cordero de Plasencia. Es víctima de violencia de género y empezó a consumir a los 17 años: «el padre de mi hijo mayor me enganchó», afirma.

Después de 31 años en el mundo de las drogas, de que sus familiares no la hablaran y de estar incluso tres meses en la calle, decidió demostrar «que quería salir adelante» e ingresó en la comunidad, donde lleva cinco meses.

«Mi familia ya me habla, estoy supercontenta, con el equipo, con las compañeras, ahora ya veo la luz».

Una interna de la comunidad para mujeres Charo Cordero de Plasencia, con la directora.

Una interna de la comunidad para mujeres Charo Cordero de Plasencia, con la directora. / TONI GUDIEL

Convive con un grupo de mujeres que solo tienen buenas palabras para la comunidad placentina. «Entrar aquí es la mejor decisión que he podido tomar», afirma una y todas asienten.

La sensación general es que están «como en casa, hay libertad, compañerismo, tenemos teléfono, podemos ir al gimnasio y también llamar libremente».

Otra que ya ha probado varios centros dice que el Charo Cordero es «espectacular. Hay normas de convivencia y una vez a la semana se reparten las tareas, pero no hay presión y sí mucha cercanía, nunca te juzgan, te escuchan».

De hecho, la psicóloga es «una pasada, te atiende a todas horas. Tocas la puerta y ya está».

"De sentirme una mierda he pasado a que me escuchen, a que me abracen todos los días"

Una usuaria que ha llegado desde prisión destaca el «cambio brutal, de sentirme una mierda he pasado a que me escuchen, a que me abracen todos los días».

Otra que tiene varios hijos subraya también las facilidades para poder estar con ellos, tanto dentro como fuera del centro.

Por eso, animan a otras mujeres en su situación a dar el paso: «que pidan ayuda, llegas con mucho miedo pero, cuando llevas una semana, sabes que es lo mejor que has hecho en tu vida». 

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