TRAYECTORIA DEDICADA A PROTEGER A VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO

La cruz de los maltratadores de Plasencia

Marcial Flores lleva en la sección de familia y menores de la Policía Local casi 16 años

Acaba de recibir un reconocimiento de la Delegación del Gobierno y se marcha en marzo del 2025, feliz de haber ayudado ya a cerca de mil mujeres

Marcial Flores, policía local que lucha contra la violencia de género en Plasencia.

Marcial Flores, policía local que lucha contra la violencia de género en Plasencia. / TONI GUDIEL

Raquel Rodríguez Muñoz

Raquel Rodríguez Muñoz

Su trabajo es proteger a las víctimas de violencia de género y eso supone en muchas ocasiones detener a sus maltratadores, de los que ha recibido amenazas, insultos, e incluso ha sido objeto de bulos por su parte. No le importa, va en el cargo, lo único que le preocupa es que las víctimas estén a salvo y que reciban toda la información posible sobre los recursos que tienen a su disposición. Él lo está para ellas las 24 horas del día y los 365 días del año

Por esa labor de entrega durante casi 16 años en el Servicio de Familia y Menores (Sefame) de la Policía Local de Plasencia, Marcial Flores Morón acaba de recibir una mención especial de la Delegación del Gobierno dentro de los premios Menina, que organiza con motivo del día contra la violencia de género.

Este reconocimiento político le llega después de 30 años de trabajo policial en Plasencia. Es «la primera vez que me reconocen y me lo tomo como un gracias por tu trabajo y se agradece, aunque no me agradan. Me gustaría irme sin hacer ruido, como vine». Dejará de trabajar en septiembre u octubre del 2024 y se marchará en marzo del 2025.

Ha ayudado a unas mil mujeres y, aunque «ha estado a puntito», no ha muerto ninguna. Espera que siga siendo así cuando se marche en el mes de marzo.

Lo hará también «feliz» porque dejará al cargo a una mujer que se incorporó a la sección en el mes de junio y para la que solo tiene elogios. Es Raquel Pañero Maestre, agente con 15 años de experiencia, los tres últimos en Plasencia y de la que destaca sobre todo su formación: «Me da mil vueltas».

Juntos han vivido un hito importante para la lucha contra la violencia de género en Plasencia, la implantación del sistema VioGen, que les permite tener información en tiempo real sobre cada caso y víctima; una mayor colaboración con el resto de cuerpos de seguridad y mujeres a su cargo.

Salto en la atención a víctimas en Plasencia

«Ha sido un salto brutal», define Marcial. Explica que la atención a las víctimas «ha cambiado muchísimo, para bien. La colaboración con la Policía Nacional es perfecta y todo repercute en beneficio de las mujeres».

Nada que ver con lo que este gaditano criado en Huelva se encontró cuando llegó a la sección. «Entonces los protocolos eran escasos, solo teníamos la ley, era todo un experimento».

Pero «todo ha cambiado», se ha producido un «salto tremendo y el acceso de las víctimas a los recursos es mucho más fácil que antes. No se nos escapa ninguna».

Marcial afirma que, en su trabajo, le toca «lidiar con la miseria del ser humano». Se refiere a los maltratadores y destaca una máxima: «Tengo que empatizar con las víctimas». Afirma que es necesario «ponerte en la situación de alguien que sufre, entender lo que le está pasando para ofrecerle los recursos y que ella sola tome la decisión que mejor le venga. No debemos y no podemos entrometernos, sería un fraude».

«Si vuelve con su agresor, desaparecemos porque estamos para ayudar a la mujer, no al agresor"

Lo primero siempre es «su seguridad» y después, el ofrecimiento de los recursos que tiene para que tome sus decisiones. En este camino, «siempre vamos a estar ahí, hasta que no nos necesite». Todo con una condición, «si vuelve con su agresor, desaparecemos porque estamos para ayudar a la mujer, no al agresor, para él hay otros recursos».

Marcial confiesa que los peores casos que ha visto son aquellos en los que hay niños implicados y aplaude que «la ley ya les reconoce como víctimas». No obstante, lamenta que «hay mucha cultura patriarcal en la judicatura», de ahí que muchos jueces permitan visitas que a veces acaban en tragedia.

Pero en este sentido, se alegra también de la creación de juzgados especializados en violencia de género, aunque aboga por crear uno en Plasencia porque su partido judicial es «enorme» y ahora solo hay uno en Cáceres

También le preocupa el negacionismo en los jóvenes y tiene claro que la clave es «la educación desde pequeños» porque «no es normal que no vean como iguales a las mujeres».

En los casos en que vuelven con sus agresores, siente «pena de no haberlas podido ayudar más y rezas para que no les hagan más daño del que les han hecho». Por contra, su mayor satisfacción es «darte cuenta de que las ayudas. Ves en sus ojos gratitud y piensas que mereció la pena, sobre todo cuando pasan los años y su vida ha cambiado. Eso te llena de orgullo y alegría». 

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